Lavigne: “Imaginar el Dakar es como escribir el guión de una película”
El francés está seguro de que la competencia convivirá pronto un año en Sudamérica y otro año en África.
Cuenta la historia que en 1977, Thierry Sabine se perdió con su moto en el desierto de Libia, mientras competía en el rally Abidjan-Niza, y que al regresar a Francia resolvió crear su propia carrera, abierta incluso a los aficionados: el París-Dakar. Con ese espíritu, la prueba cumplirá 40 años en 2018, año en el cual también se realizará la décima edición en Sudamérica, la tierra a la que debió emigrar en 2008, cuando una amenaza terrorista en Mauritania la suspendió. Etien- ne Lavigne, el director de Amaury Sport Organisation (ASO, organizadora del evento), mantiene el espíritu de Sabine y todavía sueña con un poco más, como la realización de un Dakar Pacífico y la posibilidad de que convivan en el futuro el Dakar en Sudamérica y en África.
“Paralelas no; alternativas, sí”, avisa Lavigne, en un salón del hotel céntrico de Buenos Aires que adopta como su hogar cada vez que debe visitar Argentina. “Un año y un año puede ser una posibilidad para mantener el interés aquí y volver a la tierra de origen del Dakar. Obviamente, hoy no es posible imaginarlo por los conflictos en África. Pero tampoco podía imaginar, cuando empezamos, mantener el interés deportivo y nuevos recorridos durante diez años en Sudamérica. Y en diez años hemos estado en la mitad del continente”, agrega con asombro.
“Hay muchas más cosas para ha- cer aquí antes de imaginar volver -sigue-. Cada año hay nuevas etapas y nuevos recorridos. Esa es un poco la magia del Dakar”. Entre esos desafíos de Lavigne está la creación de un recorrido por el Pacífico, que una Sudamérica, de Sur a Norte. Su idea es imitar lo que sucedió en 1992, cuando se conectó Libia con Sudáfrica en 23 días y tras 12.427 kilómetros.
“Es complicado, es cierto. Nuestra idea es imaginar un nuevo desafío de este tipo pero aquí, en este continente, en un Dakar XXL”, confiesa. ¿Cómo sería? “Largar en Buenos Aires, entrar en Chile y subir hasta Cartagena en Colombia, pasando por Perú y Ecuador. Hablamos de 21 días, una historia loca que queremos escribir juntos. Es el tipo de recorrido que los pilotos pueden soñar ”, expresa.
Claro que antes de eso llegará la edición del próximo año, que largará el 6 de enero en Lima -en el regreso a Perú- y llegará a Córdoba el 20, tras pasar por Bolivia. El francés promete que serán 14 etapas “de competencia de alto nivel”, en las que “el deseo es que se mantenga la incertidumbre hasta el último minuto”. Y mientras usa los celulares y el grabador para marcar los trazados, se ilusiona: “Si llegamos con pilotos con poco tiempo de diferencia, podremos mantener el interés hasta el podio”.
“El Dakar es como escribir el guión de una película: nuestro desafío es proponer nuevas etapas, nuevos recorridos, una nueva aventura y una nueva historia. Nuestro secreto de cocina cada año recae en encontrar diversos tipos de terrenos. Es muy difícil encontrar un piloto capaz de estar al máximo en todos los tipos de terrenos y con esta ensalada Dakar de dificultad se mantiene la incertidumbre deportiva del primero al último día. Si hay una competencia muy alta y muy fuerte vamos a encontrar el interés del público y una cobertura mediática intensa”, analiza.
Justamente, ese último punto es para Lavigne una de las claves para explicar por qué la prueba sigue en estas latitudes. “Durante el mes de enero, no hay otros eventos de importancia: no hay fútbol, no hay rugby, no hay Fórmula 1. En esta ventana mediática solo existe el Dakar durante dos semanas. Entonces, nosotros, que producimos 1.200 horas de televisión, enviamos la imagen del evento en todos los canales de TV de 190 países. Es una locura”, dice.
La otra parte importante, la que a él más le atrae del Dakar, es “la aventura humana”. “Hay pilotos de alto nivel y campeones internacionales pero yo estoy más del lado de los amateurs que van a competir por primera vez o sólo para acabar el evento y realizar su sueño. Este es un evento para ellos, en el que los profesionales puede ser invitados pero no son los protagonistas. Los héroes del Dakar son los amateurs”, recalca este amante de los deportes extremos que transcurre las dos semanas del Dakar en el vivac, como un competidor más.
Por eso, con cada línea de meta cruzada, Lavigne vive “el fin de una historia”. “Es el momento -cuenta- de recuperar un poco de salud y descansar. Se da un fenómeno de presurización, porque la presión sube mucho durante esos días”.
Aunque faltan 58 días para que arranque una nueva aventura, el director de ASO no descansa: “Ya estamos pensando en 2019, dibujando el proyecto e imaginando cosas”. Es tiempo, agrega, de “tocar puertas de otros países”. La que seguramente seguirá abierta será la de Argentina, el único de los países de la región que se mantuvo en estos diez años. ■