Una por una, las barreras que enfrentan las parejas en el país
Opinión de expertos. A muchos les ofrecen una cobertura parcial. Las prácticas complejas cuestan al menos $ 150.000.
“Nuestra vida es un reclamo constante”, define Gisela De Antón, presidenta de Concebir Asociación Civil, que se dedica a asistir y acompañar a personas con problemas de fertilidad. Y explica cuáles suelen ser las trabas con las que se encuentran las parejas de todo el país que encaran los tratamientos de fertilización asistida, que por ley deben ser 100% cubiertas.
“Pasa todos los días. En general, las obras sociales cubren mejor que las prepagas. Pero nos encontramos con casos como que cubren 50% de la medicación y 100% del tratamiento; o al revés, 100% de la medicación y 50% del tratamiento. Así no sirve. Entonces, empiezan los reclamos”, añade. No son detalles menores, ya que las drogas cuestan de 50 a 60 mil pesos. Y el tratamiento, de manera privada, más de 150.000 pesos.
“La ley no fue del todo clara”, considera De Antón. La ley 26.862, que garantiza el acceso gratuito a los tratamientos, fue sancionada y reglamentada en 2013. Pero recién este año se definió, con un decreto, qué alcance tiene la cobertura que deben brindar las prepagas y obras sociales. Esto es, qué tipo de tratamientos, qué incluyen, cuándo arrancan y terminan.
La ley permite tres “tratamientos completos” de alta complejidad. Según el último decreto, eso incluye la estimulación ovárica, el proceso de aspiración de óvulos, su fecundación y la transferencia de embriones. La nueva reglamentación aclaró que pueden ser hasta tres transferencias dentro de la misma intervención.
“La promulgación fue muy positiva para los pacientes, pero trajo una dificultad al ser una ley de cobertura y no integral. Porque hay cuestiones técnicas clave no contempladas en la ley”, explica Stella Lancuba, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva.
En general, dice, la cobertura en Capital es buena. “Los problemas que siguen están vinculados a la cobertura de la criopreservación embrionaria. No criterios claros sobre eso”, añade. A esto se suma que en Argentina quedó un vacío legal sobre el congelamiento embrionario. “No hay una norma sobre manejo de embriones excedentes, hay un gris”, agrega.
“Las obras sociales son más humanas. Las prepagas grandes son con las que más hay que lidiar. Y muchas veces que te aprueben o no la cobertura depende de la actitud. Va uno y le di- cen que sí, viene otro y le dicen que no”, resume la titular de Concebir.
Según De Antón, en provincias que no adhirieron a la ley “aún hay muchos problemas". "En Mendoza -gra- fica- hay centros de fertilidad, pero quizás una prepaga no tiene convenio con ese centro y la pareja tiene que ir a Buenos Aires. ¿Quién cubre el viaje y la estadía?”. ■