Clarín

Las reinos del Golfo piden a sus ciudadanos no viajar al Líbano

- BEIRUT. ANSA, EFE Y AFP

El clima de tensión en Oriente Medio se agudizó esta semana con la decisión de Arabia Saudita de pedirle a sus ciudadanos que abandonen el Líbano o eviten viajar al país. A la medida se sumaron sus aliados del Golfo, Kuwait, Emiratos Arabes y Bahrein,

Esto ocurre tras la renuncia del primer ministro del Líbano, Saad Hariri, un sunnita que responde a la monarquía saudita. Su dimisión, y su inmediato viaje a Riad, rompió el delicado acuerdo político al que había llegado el país de los cedros y provocó una grave crisis interna. Según argumentó, tuvo que dimitir porque había un complot para asesinarlo.

Esta situacion se inscribe en el marco de la disputa por la hegemonía regional que mantienene históricam­ente Arabia Saudita e Irán, y que se agravó en el último año.

Para los analistas, la salida de Hariri es una maniobra de Arabia Saudita destinada a expresar su desacuerdo con el poder que adquirió en el Líba- no el movimiento shiíta Hezbollah, que responde a Irán.

Líbano mantiene un delicado equilibrio confesiona­l donde el presidente es cristiano maronita; el primer ministro, sunnita; y el líder del Parlamento, shiíta. Hariri formó Gobierno en octubre de 2016 gracias a un pacto entre su alianza política y la de Hezbollah. Al renunciar, rompió este esquema de poder.

La dimisión de Hariri no ha sido aceptada aún por el presidente libanés, Michel Aoun, que espera el re- greso del primer ministro para conocer los motivos.

Los diputados libaneses de Hezbollah, a través de un comunicado, pidieron el regreso de Hariri a Beirut y le reclamaron a la monarquía saudita que no involucre al Líbano en su “crisis interna”. “El regreso de Hariri es esencial para recobrar la dignidad y preservar los equilibrio­s internos y externos del Líbano”, afirmaron.

Arabia Saudita, de mayoría sunnita, e Irán, shíta, libran una intensa guerra de influencia­s en la región. Si bien nadie considera que vaya a haber una guerra abierta entre sauditas e iraníes, lo cierto es que Riad subió el tono contra su histórico enemigo y reactivó el conflicto libanés.

Según fuentes de la agencia ANSA, el príncipe heredero saudita, Muhammad ben Salman -el hombre fuerte del reino- “está bien consciente de tener más que perder que por ganar en un enfrentami­ento armado con Irán, tanto directo o indirecto, en tierras libanesas”.

En Riad, descartaro­n que “Arabia Saudita quiera abrir un frente armado con Irán, sobre todo a la luz de lo que ocurre en el propio reino”. Una referencia a la actual operación de “consolidac­ión del poder del príncipe Ben Salman, que se dispone a ser el próximo soberano de la única monarquía absoluta de la región”.

Desde el domingo están en curso “purgas palaciegas” en Arabia Saudita, que golpearon a personajes relevantes desde otros príncipes y ministros hasta empresario­s poderosos ligados directa o indirectam­ente a facciones opuestas al príncipe heredero. “Arabia Saudita necesita reforzarse internamen­te, para buscar ganar el terreno perdido en estos años ante Irak y Siria”, señalaron fuentes de Riad.

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