Los jacarandás dan rienda suelta a su explosión lila
Postal de noviembre. Las flores de estos árboles le dan vida a parques y avenidas.
Florecen en noviembre e invaden las veredas y las calles porteñas. En la Ciudad hay 11.000 ejemplares y también se lucen en varios distritos del Gran Buenos Aires. Los artistas les rinden homenaje en muestras de fotografía y de pinturas.
Para saber que llegó noviembre no hace falta mirar el almanaque: basta ver a la Ciudad teñida de lila por los jacarandás. Y la escena también se puede disfrutar en distintas localidades del Gran Buenos Aires que también adoptaron a estos árboles oriundos del noroeste argentino.
El color violáceo ya recubre plazas, parques y veredas. Y está invadiendo las fotos en las redes sociales y los videos de los drones que sobrevuelan el paisaje porteño.
A lo largo de la avenida Figueroa Alcorta, en los parques de Chacarita, en el Jardín Botánico, en la esquina de Santa Fe y Cerrito, en Tribunales, en la Plaza del Congreso y en Constitución. En los 48 barrios porteños pueden verse estas campanillas coloridas que contrastan con un fondo muchas veces gris.
Tanta fascinación producen sus flores acampanadas, que la planta que las contiene fue declarada árbol distintivo de la Ciudad en 2015. Y el Ministerio de Modernización porteño, que contó 11.000 ejemplares en las calles, elaboró un mapa interactivo con las zonas en las que más se los puede encontrar.
Pero no sólo los porteños muestran una admiración floral inusitada. También los extranjeros, como Beatrice Murch, una fotógrafa inglesaestadounidense afincada en Buenos Aires que el sábado inauguró una exposición en el Botánico sólo con imágenes de esta especie.
“Llegué a la Ciudad un mes de noviembre, con los jacarandás en flor. Estaban tan lindos que me enamoré. En California, donde nací, también hay, pero acá están por todos lados: en las avenidas y en las plazas, y también en las calles angostas, donde son una sorpresa de color”, cuenta entusiasmada Murch.
Hasta la televisión japonesa resultó atraída por su encanto. Tanto como para venir especialmente a filmar un encuentro bajo los jacarandás, llevado adelante según la antigua tradición oriental de observar la belleza de las flores, conocida como “hanami”. Esa reunión fue coordinada por la artista plástica Cristina Coroleu, cuya última exposición de acuarelas se inspiró en este árbol.
“Soy cordobesa y cuando llegué a vivir a Buenos Aires lo que me llamó la atención fueron los árboles florecidos como en una paleta de pintor”, recuerda Coroleu, que organiza encuentros para admirar distintos tipos de plantas porteñas desde 2008.
Los jacarandás son nativos de las selvas de montaña del noroeste argentino. Fueron sumados al paisaje de la Ciudad hace más de un siglo por el arquitecto francés Carlos Thays. Se plantan a fines de invierno o principios de la primavera, son muy sensibles al frío y alcanzan una altura de entre 12 y 15 metros. ■