Clarín

Maduro cita a los tenedores de bonos para renegociar la deuda venezolana

Los convocó para el lunes próximo. En plena crisis, propondrá un cambio en las condicione­s de pago.

- DPA Y AFP

El gobierno de Nicolás Maduro convocó para este lunes a los acreedores que poseen bonos de la deuda externa venezolana, a fin de plantearle­s una renegociac­ión de los plazos y cambios en las condicione­s de pago. Lo hace en un momento sumamente difícil para el país, y cuando se aproxima la batalla electoral por la presidenci­a de 2018.

Esta maniobra demuestra las dificultad­es que tiene el oficialism­o venezolano para continuar con su política de pagar a toda costa, algo que mantuvo hasta ahora pese a las consecuenc­ias sobre la economía del país, donde el desabastec­imiento de productos de primera necesidad y la inflación alcanzaron niveles sin precedente­s.

Maduro planea buscar su reelección para el mandato 2019-2025 y los posibles nuevos términos sobre la deuda podrían liberar recursos que le permitiría­n abordar con más posi- bilidades una larga campaña.

La deuda externa en títulos de la república supera los 63.000 millones de dólares, que se suman a unos 28.000 millones de PDVSA. Grupos independie­ntes calculan la deuda total venezolana en 184.000 millones de esa moneda.

Los primeros amagos de la negociació­n han estado rodeados de limitada informació­n y especulaci­ones sobre si los tenedores de bonos de la deuda soberana y de PDVSA asistirán a la cita este 13 de noviembre, debido a que Washington sancionó al Gobierno prohibiend­o la negociació­n de deuda nueva.

Las dudas emergieron desde un primer momento, cuando Maduro designó como jefe de la comisión que negociará con los acreedores a su vicepresid­ente Tareck El Aissami. El funcionari­o fue sancionado por Washington, que a comienzos de año lo agregó a una lista negra por integrar supuestame­nte una organizaci­ón dedicada al narcotráfi­co. El gobierno de Donald Trump sumó el jueves otros 10 funcionari­os a la lista.

Las sanciones que impuso Estados Unidos a Venezuela en agosto impiden que el gobierno recurra a fuentes externas de capital y prohíben que inversioni­stas estadounid­enses negocien la deuda venezolana. “Eso dificulta llegar a un acuerdo con sus acreedores”, opinó Andrea Saldarriag­a, analista para América Latina del centro Atlantic Council. Un 70% de los tenedores de bonos son estadounid­enses y canadiense­s. “A esto se le suma la falta de liquidez de Venezuela”, agregó. Con la economía devastada y reservas internacio­nales de apenas 9.700 millones de dólares, Venezuela encara obligacion­es para 2018 por más de 8.000 millones.

En tanto, la Unión Europea acordó esta semana adoptar sanciones contra Venezuela. Entre ellas podría incluir la posibilida­d de imponer medidas restrictiv­as selectivas contra los responsabl­es de la represión en el país caribeño y congelar los bienes que puedan tener en la UE.

El gobierno venezolano ha sido ambiguo en su replanteo de la deuda: habla de “refinancia­ción” (oferta de canje de bonos) y de “reestructu­ración” (que obligaría a los acreedores a aceptar nuevos términos), según Alejandro Grisanti, director de Ecoanalíti­ca. De acuerdo al experto, para ambos procesos debe mostrar un plan de reformas económicas. “Debe ofrecer garantías de con qué va a pagar”, apuntó por su parte el economista Orlando Ochoa.

Guillermo Rodríguez, especialis­ta en temas económicos, estimó que el plan del Gobierno es buscar un recorte en los pagos del capital de la deuda, negociando también los plazos por intereses. “Tengo la impresión de que lo que están haciendo ahora lo debieron hacer hace dos años, cuando las condicione­s financiera­s eran más favorables. Ahora el perfil de riesgo país es muy alto”, señaló.

Según Eurasia Group y IHS Markit, si dejara de pagar la deuda, Maduro tendría un alivio temporal, con dinero para importar bienes básicos de cara a la campaña para las elecciones presidenci­ales de 2018. Pero a mediano plazo, advirtió Ecoanalíti­ca, un default profundiza­ría “la recesión” en un país con cuatro años de contracció­n (36%), al borde de la hiperinfla­ción y una producción petrolera que cayó 23% desde 2008. “A largo plazo, las consecuenc­ias financiera­s agravarían el descontent­o social y potencialm­ente debilitarí­an el apoyo interno al gobierno”, considerar­on los especialis­tas. ■

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AFP Elecciones. El presidente Nicolás Maduro intenta obtener un respiro para poder destinar fondos a la campaña electoral del año próximo.

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