Clarín

El largo calvario de la familia de un policía asesinado por su gorra

Lo mataron durante un robo. El abogado del único acusado logró postergar el inicio del juicio.

- Luis Moranelli lmoranelli@clarin.com

Norma ya perdió la cuenta. No sabe cuántas marchas encabezó y cuántas puertas golpeó para reclamar justicia por el crimen de Néstor Alejandro Valdez (31), un policía de la Federal asesinado durante un robo en su casa de Isidro Casanova. A cinco años y diez meses del homicidio, la lucha está lejos de terminarse: el juicio contra el único imputado tuvo una nueva postergaci­ón y recién comenzaría en 2018. “Es uno de los tantos manoseos que sufrimos”, resume la madre de la víctima.

El calvario la familia Valdez comenzó el 12 de febrero de 2012. Norma, su marido y algunos de sus hijos habían compartido un día de campo en Lobos. Volvieron a la noche, tras una larga y agotadora jornada de calor. En la casa encontraro­n al cabo Valdez, quien había prestado servicio en la comisaría 2° de San Telmo. “Me dijo que estaba muy cansado y se fue a dormir”, recuerda su mamá.

Los padres de Valdez, su esposa, sus cuatro hermanos, su sobrina y su hijo de ocho años se quedaron en el comedor de la casa. Habían dejado la ventana abierta y la puerta entornada, para que entrara algo de aire. Diez minutos después sintieron ruidos raros y se encontraro­n con cuatro hombres y una mujer. Los amenazaron con armas, los golpearon y los ataron. Mientras revolvían uno de los placares, cayó al piso una gorra de policía. “Acá hay un cana”, gritaron.

Uno de los ladrones corrió hasta la habitación y se topó con Valdez. El policía intentó defenderse, pero no le dieron tiempo: mientras forcejeaba con uno de los asaltantes, otro de sus cómplices lo ejecutó a balazos.

Tras el duelo, llegó una nueva pesadilla para la familia Valdez: la búsqueda de justicia. Una de las primeras líneas de investigac­ión apuntó a ladrones que cometían entraderas en la zona oeste del GBA. Poco días después, dos sospechoso­s de esa banda cayeron por un robo en Colón, Entre Ríos. Parecía el final de la búsqueda. Pero aún faltaban dos años.

“El fiscal a cargo de la causa, José Luis Marotto, solicitó que se libre un exhorto para que la Justicia entrerrian­a enviara los elementos de prueba de esa causa. Sin embargo, el juez Fernando Pino Guevara, a cargo del Juzgado de Garantías N° 4 de La Matan- za, lo denegó. Eso demoró la investigac­ión”, explicó a Clarín una fuente con acceso al expediente.

Tras varios pedidos, se libró un exhorto que permitió corroborar que las huellas de uno de los detenidos, identifica­do como Sebastián Gualtieri, coincidían con las halladas en la casa donde asesinaron a Valdez. También se determinó que una de las armas secuestrad­as en poder de los ladrones que dieron el golpe en Colón era la misma que habían utilizado los asaltantes que mataron al policía.

Gualtieri fue identifica­do como uno de los acusados en 2015, cuando ya estaba detenido por otro homicidio. Iba a comenzar a ser juzgado por el crimen de Valdez la semana próxima, pero su abogado logró que se postergara el inicio del debate con un argumento que indignó a la familia de la víctima: “Dijo que por razones laborales no tuvo la posibilida­d de realizar un estudio de los elementos de prueba y que no pudo localizar a dos testigos”, detalló una fuente del caso.

El pedido del abogado fue aceptado por la Justicia, que decidió postergar el juicio para 2018. En una primera instancia había sido estipulado para abril, aunque finalmente se dispuso que comience en febrero. Mientras, la familia de la víctima reclama para que avance la investigac­ión sobre los cómplices del acusado. ■

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Dolor. Norma y su martirio por la muerte de su hijo Néstor Alejandro.

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