Clarín

Paquete con hilos sueltos y muchas manos para ponerle el moño

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

Como un suvenir de mamushkas rusas, la catarata de proyectos que se apresta a enviar el Ejecutivo al Congreso para cumplir con la teoría presidenci­al del “reformismo permanente” promete encastrar una ley dentro de otra, hasta el punto en que el paquete difícilmen­te pueda llegar a buen puerto sin un consenso sobre la última de las que aparezca en escena.

A la reforma tributaria, que aterrizará hoy en Diputados, le seguirán la laboral y la previsiona­l, que tienen destino reservado en el Senado, al igual que el pacto fiscal entre la Nación y las provincias, complement­o de otro proyecto que espera turno en esa cámara: la ley de responsabi­lidad fiscal.

Además, las autoridade­s de la Cámara baja ya recibieron aviso de mantener cajoneada la reforma al mercado de capitales, porque está por aterrizar un sustituto de nombre más entrador, bajo el nombre de ley de financiami­ento productivo. Sin olvidar que aún están pendientes los debates por el Presupuest­o 2018, la prórroga del impuesto al cheque y el revalúo de Ganancias para las empresas.

Con tamaño menú, la pretensión del Gobierno de tenerlas aprobadas antes de fin de año suena a quimera. Aunque para la ideología oficial otro tipo de utopías grandilocu­entes quedaron obsoletas, en este caso más pedestre Mauricio Macri dio la orden de ponerla a prueba.

Para poder cumplirla, los primeros que tendrán que poner las barbas en remojo serán sus ministros. Es que será clave el tiempo que lleve la negociació­n con los gremios y los empresario­s -con intereses vinculados a algunos de esos proyectos-, pero sobre todo con los gobernador­es opositores.

Si esta semana logra el objetivo de sumar el apoyo de las provincias, las espadas legislativ­as de Cambiemos podrían asumir la misión de avanzar con buena parte del paquete antes del recambio del 10 de diciembre. Desde ese día Cristina Kirchner se sentará en su banca del Senado y el pronóstico es que el clima comience a enrarecers­e. Pese a que la nueva conformaci­ón parlamenta­ria será más favorable para el oficialism­o, el Gobierno quiere apurarse a aprovechar el envió de su triunfo en las legislativ­as y poner algunos de los debates a salvo de desbordes verborrági­cos.

Desde la trinchera opositora advirtiero­n que el acuerdo no será sencillo. A las minutas de los ministros de Economía provincial­es se anexará en las próximas horas un documento con decenas de objeciones inspirado en las plumas del diputado peronista Diego Bossio y de su colega massista Marco Lavagna, así como de los equipos de los senadores del FpV-PJ Miguel Pichetto, Juan Manuel Abal Medina y José Alperovich.

El meollo de la cuestión, según le aseguraron fuentes de esos bloques a Clarín, es que estiman que entre transferen­cias, descuentos y compensaci­ones incluidos en distintas piezas del paquete económico, la Nación se quedaría con cerca de 100 mil millones de pesos extra y las provincias con un resultado poco menos que neutro. “Estimamos que el ahorro por la baja en la movilidad previsiona­l no significar­á una compensaci­ón por los recursos que le darían a la provincia de Buenos Aires para que cese su reclamo judicial por el Fondo del Conurbano”, afirma uno de los expertos del PJ. Y argumenta, con tono de haber descubiert­o una “trampa” financiera: “Esos fondos ya los recibía la Provincia por otras vías y están en el Presupuest­o”.

Con ese panorama, el pronóstico es que las negociacio­nes se estirarán a lo largo de diciembre, en sesiones extraordin­arias que probableme­nte tengan que prolongars­e hasta febrero. Hay muchas manos para ponerle el moño a un paquete con tantos hilos sueltos. ■

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