Hacia el final de un largo ciclo
El desinterés del electorado, el desmembramiento de la alianza de centroizquierda Concertación y el liderazgo de Sebastián Piñera en los sondeos marcan el tramo final de la campaña para las elecciones presidenciales del domingo próximo en Chile. En los comicios, la séptima edición desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990, se presentan, además del empresario, otros siete candidatos.
La división de fuerzas en el tinglado oficialista, que se astilló en varios sectores, parece marcar el agotamiento de un modelo que despertó admiración y envidias desde que, tras el ocaso pinochetista, Chile consolidó el funcionamiento institucional del país y aumentó su riqueza nacional aunque sin derramarla sobre el resto de la sociedad, como lo prometían sus epígonos. Pese a años de gobiernos de centroizquierda con discursos de inclusión social, Chile aún no cuenta con un eficiente sistema estatal de salud, la ju- bilación es privada y miles de familias se endeudan para pagar la educación universitaria de sus hijos.
Reflejo de esos fiascos es el bajo nivel de participación electoral, en caída libre desde 2012. Es la más baja de América latina y la cuarta a nivel mundial, según la ONU. En los últimos comicios realizados, las municipales de 2016, fue del 34%.
Los comicios se producen tras un ostensible desgaste del gobierno de Michelle Bachelet, quien llegó al poder con una popularidad del 70%. Sin embargo, pese a ejecutar un ambicioso plan de reformas -entre ellas la educativa, que instaló un sistema progresivo de gratuidad en la educación superior- y aprobar las leyes de unión civil que beneficia a las parejas homosexuales y de aborto terapéutico, su gestión acaba bajo serios reproches. Su prestigiosa figura fue inicialmente esmerilada por la caída de la economía tras la baja de los precios del cobre, su principal insumo, y el caso de corrupción que involucró a su hijo y nuera a principios de su segundo mandato. Finalmente, la salida de la coalición oficial de varias figuras emblemáticas contribuyó a favorecer las chances de Sebastián Piñera.
El nuevo presidente recibirá un país con una economía en alza, impulsada por la subida de los precios del cobre y un crecimiento económico promedio del 1,8%. Los votantes parecen hacer soslayado al polémico cruce de política y negocios que acosa a Piñera. El empresario ha anunciado que, si gana, separará sus funciones de sus negocios. En caso de un triunfo del magnate trasandino, Chile se sumaría a Argentina, Perú y Brasil, gobernados por presidentes de centroderecha. ■