Clarín

Sorpresivo pedido en las calles del Líbano por el regreso de su primer ministro

Fue en una maratón en Beirut. Hariri renunció y viajó a Arabia Saudita. Temen que su ausencia desate otro conflicto.

-

Aprovechan­do una maratón en Beirut, miles de seguidores del premier libanés Saad Hariri salieron ayer sorpresiva­mente a las calles de la capital para pedir el pronto regreso del político sunnita, que dimitió hace una semana luego de viajar bajo extrañas circunstan­cias a Arabia Saudita y donde aún continúa en medio de rumores de que podría estar retenido.

Los espectador­es se mantuviero­n apostados a lo largo de los 42,4 kilómetros del recorrido de la carrera y mostraron carteles con los mensajes “Corremos por tí”, “Queremos el regreso de Hariri” y “Te esperamos” dirigidos al mandatario. Anoche, en su primera aparición tras la dimisión, Hariri dijo a la TV saudita: “Volveré pronto. Estoy libre”, aunque no fue más específico. El presidente de Líbano, Michel Aoun, había pedido a los corredores que reclamasen la vuelta de Hariri. Muchos izaron banderas con mensajes como “Queremos que regrese nuestro primer ministro”. La Agencia Nacional de Noticias afirmó que 48.000 personas participar­on en la carrera.

La renuncia de Hariri amenaza con quebrar el equilibrio interrelig­ioso y político en Líbano concertado tras el fin de su guerra civil (19751990). El sunnita Hariri llegó al poder hace un año formando un gobierno de coalición que incluye al grupo proiraní Hezbollah, de la rama shiíta, y que tiene a Michel Aoun, un cristiano maronita, como presidente. La coalición fue producto de un inusual acuerdo labrado entre sunnitas sauditas y shiítas iraníes, que como cabezas de las dos ramas del islam se disputan la supremacía regional.

Una semana después de la aún inexplicad­a renuncia del premier, Líbano continúa sumido en el desconcier­to, mientras crecen las alarmas internacio­nales por temor a un nuevo conflicto en Oriente Medio instigado por la rivalidad regional entre Arabia Saudita e Irán.

El presidente Aoun, que no ha aceptado aún la renuncia de Hariri, dijo ayer que las circunstan­cias que rodean su dimisión son “inaceptabl­es y es necesario aclararlas”. En su discurso de renuncia, Hariri denunció la existencia de planes para asesinarlo y acusó a Irán de interferir en los asuntos del Gobierno. Algunos sectores políticos libaneses acusan a Arabia Saudita de retener a Hariri contra su voluntad en Riad y de ha- berle forzado a dimitir. La TV saudita emitió ayer imágenes de Hariri en el aeropuerto de Riad recibiendo al rey Salman bin Abdelaziz a su regreso de un viaje a la ciudad de Medina. Hariri saluda al monarca con un apretón de manos, mientras el rey le sonríe.

El viernes, el máximo dirigente de grupo shiíta Hezbollah, Hasán Nasralá, acusó a Riad de prohibir a Hariri regresar a Beirut. Y sábado, el secretario general de la ONU, António Guterres, mostró su deseo de que la tensión no lleve a un conflicto mayor en Oriente Medio.

En rigor, sauditas e iraníes ya libran una guerra subsidiari­a o proxy, en Yemen, donde grupos que representa­n a uno y otro país se disputan el control del territorio -históricam­ente ligado a Arabia- desde 2015, en un conflicto que ha provocado miles de muertos y la peor crisis humanitari­a actual, según la ONU.

La situacion actual se disparó tras la renuncia de Hariri y el lanzamient­o de un misil por rebeldes hutíes yemeníes, apoyados por Irán, que fue destruido cerca del aeropuerto de Riad. El príncipe heredero saudita consideró el hecho como “un acto de guerra” y apuntó a Teheran. Los analistas ligan la escalada al ataque de Donald Trump al pacto nuclear con Irán y a su reciente viaje a Riad, donde respaldó a la monarquía. ■

 ?? AFP ?? Juntos. Saad Hariri y rey Salman bin Abdelaziz, el sábado en Riad.
AFP Juntos. Saad Hariri y rey Salman bin Abdelaziz, el sábado en Riad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina