A cambio de fondos, las provincias dejan caer sus juicios contra la Nación
Para compensarlas, el Gobierno se comprometió a emitir un millonario bono a 11 años.
El consenso ya estaba encaminado, promediaba el mediodía, cuando Rogelio Frigerio pidió a los gobernadores presentes en el Salón de los Escudos del Ministerio del Interior que levantaran la mano si daban su conformidad al acuerdo fiscal que ofrecía el Gobierno. Casi nadie lo dudó. Tenían miles de millones de motivos para hacerlo.
Cuentan que varios mandatarios provinciales se apuraron en estirar sus brazos como un resorte, que en ese grupo había peronistas como la fueguina Rosana Bertone y oficialistas como el jujeño Gerardo Morales. Los gobernadores más duros del PJ como el formoseño Gildo Insfrán y el pampeano Carlos Verna también alzaron la mano.
Entre tanto “consenso”, quedó en evidencia y en soledad el gobernador de Santa Fe Miguel Lifschitz, que hizo explícito su malestar y aclaró que en esas condiciones no firmaría. Mientras el resto de sus pares subía al Salón Eva Perón, donde rubricarían para la foto el acuerdo con el presidente Mauricio Macri, el santafesino se quedó negociando con Frigerio un nuevo artículo en su despacho. Y hubo acuerdo.
Antes de ingresar a la reunión, Lifschitz había cruzado mensajes con el Presidente, que le insistió en la necesidad de llegar a un acuerdo. Lifschitz mantiene con el jefe de Estado una relación con vaivenes. Macri lo acusó de no trabajar en equipo, pero la semana pasada lo llevó a Nueva York.
En la propuesta original para que las provincias bajaran los juicios cruzados con Nación, nada se decía sobre el reconocimiento de la deuda retroactiva que tiene la provincia de Santa Fe, tras el fallo de la Corte de 2015 que ordenó devolverle a esa provincia el 15% de coparticipación y reconocía la deuda retroactiva en ese sentido. Tampoco se le otorgaba a Santa Fe el beneficio de las compensaciones por la quita del Fondo del Conurbano, que recibirían las demás provincias.
Finalmente hubo acuerdo. Por escrito, la Nación se comprometió a formalizar antes del 31 de
marzo un plan de pagos por la deuda retroactiva que en Santa Fe calculan en $ 51 mil millones.
Hasta el cierre de esta edición, San Luis, otro beneficiado por el fallo de la Corte en 2015, prefirió no sumarse al acuerdo.
El consenso general se logró gracias a dos compensaciones. El Estado se comprometió a favorecer con transferencias diarias y automáticas a las provincias que dejarán de percibir su tajada por la eliminación del artículo 104 de Ganancias -de su participación hasta ahora en el Fondo del Conurbano- y lo que recibían del impuesto al cheque. Esas compensaciones solo se podrá utilizar en infraestructura (sanitaria, educativa, hospitalaria, productiva o vial).
Para bajar los juicios, el Estado nacional se compromete a emitir un bono a 11 años. En 2018 las provincias recibirían $ 5 mil millones y durante los diez años siguientes la friolera de $12 mil millones anuales.
En la Casa Rosada calculaban que el monto total de los juicios de las provincias, excepto Buenos Aires, contra la Nación ascendían a $ 340 mil
millones. Los gobernadores, de todos modos, afirmaban que su deuda alcanzaba el billón de pesos. Como fuera, hicieron caso.
El elemento de presión fue la demanda de María Eugenia Vidal ante la Corte Suprema por $ 400 mil millones, que afectaba directamente a las demás provincias.
Con esa inyección, a pedido del Gobierno, las provincias avanzarán con la baja de ingresos brutos y otros “impuestos distorsivos”. El Estado también cubrirá las cajas jubilatorias provinciales deficitarias que deberán comprometerse a equilibrar sus números.
Otro aditivo es el compromiso del Gobierno de eliminar los subsidios diferenciales para el Área Metropolitana de Buenos Aires en materia energética para el ejercicio de 2019 y en transporte para el ejercicio de 2021.
A pesar de tantas erogaciones, que se cubrirán con la reforma previsional y la emisión de más deuda, los gobernadores de la oposición y el oficialismo interpretaron como una victoria política de Macri terminar con una disputa de décadas. ■