“Si no reinventamos la política, los demonios fascistas resurgirán”
Líder sindicalista, ex presidente de Polonia y Nobel de la Paz
Quienquiera hablar sobre la historia de la Polonia contemporánea no debe marginar la figura de Lech Wałęsa. En agosto de 1980 su figura devino célebre en el mundo al liderar al sindicato Solidaridad desde su puesto de electricista en los astilleros de Gdanks. Reclamaban al régimen comunista polaco, satélite de Moscú, un gremialismo libre. Una huelga en el astillero se reprodujo en todo el país y lanzó un movimiento que, con el apoyo del Papa Juan Pablo II, también polaco, logró los primeros sindicatos libres detrás de la cortina de hierro años después y acabó esmerilando al comunismo local. Walesa ganó el Premio Nobel de la Paz en 1983 y fue presidente de Polonia de 1990 a 1995. Hoy, advierte de la necesidad de cambiar el modo en que se practica la política. “Si no la reinventamos con nuevos instrumentos, los viejos demonios nacionalistas y fascistas resurgirán, van a permanecer y me pregunto si entonces deberemos atravesar feas experiencias de sangre.” Walesa está preocupado por la situación en Polonia, su rol en Europa y por la emergencia en su país de grupos afines a la extrema derecha.
¿Cuán peligrosa es la situación después del desfile extremista del último sábado en Polonia?
Hemos entrado en una nueva era, la postcomunista. Los viejos instrumentos de la política ya no alcanzan. Hace años que digo que hacen falta nuevas formas de participación en política. Si me hubieran escuchado, los populistas y los fascistas habrían sido derrotados. Pero ahora la cuestión es cómo conseguir mantenerse dentro de los límites de la democracia y evitar acciones extremas.
¿Democracia en peligro?
Las masas que se pronuncian por Jaroslaw Kaczynski en Polonia, las de Donald Trump en EE.UU., las multitudes desplegadas en Francia por determinados políticos están diciendo que la gente está cansada de las viejas estructuras. La cuestión, insisto, es cómo garantizar la democracia inventándola de nuevo. La cosa es si conseguiremos hacerlo evitando experiencias feas, violencia, sangre. Me pregunto si únicamente después de que hayamos sufrido hechos tristes surgirá alguien capaz de guiar la sociedad hacia soluciones justas.
¿Por qué hubo tantos jóvenes en ese desfile ultra?
También ellos son personas que buscan soluciones nuevas. También para ellos debemos reinventar la democracia, para reconquistarlos de la seducción de los espectros del nacionalismo y el fascismo.
El gobierno nacional conservador ha elogiado esa última manifestación. ¿Qué dice usted de eso?
El gobierno lo único que quiere es ganar, capitalizarse con la situación como con una inversión. La sociedad polaca esta llamada por esta situación de caos a elegir entre el bien y el mal, a elegir la solución justa de nuevas formas de vivir la democra- cia y movilizarse por la democracia. ¿Cómo analiza la presencia de exponentes de ultraderecha radicalizados italianos y de otros países en el desfile de Varsovia?
Me parece la confirmación de que la confrontación entre la búsqueda de nuevas soluciones y el peligro de los fantasmas retornados están activos en toda Europa.
¿Por qué las oposiciones democráticas resultan tan débiles contra un movimiento extremista de masas que llena las plazas?
Porque el gobierno de los demagogos dirige el país con el populismo y repartiendo dinero a la gente. ¿Cómo podría vencerlo la oposición en ese terreno? ¿Prometiendo repartir aún más dinero quizá? ¿Cómo imponerse contra las promesas de demagogos y populistas sin dejar de ser políticos racionales y razonables? Temo que la oposición no puede ser más veloz que esta especie de revolución de los fantasmas del pasado. Está condenada a ser más lenta que el populismo.
¿La permanencia de Polonia en la UE está en peligro?
Si continúa habiendo eventos como los que acabamos de ver podríamos incluso terminar en una guerra civil. Solo con un mayor compromiso social podremos rechazar acciones negativas como ésas y volver al camino adecuado. ¿Pero se las arreglará el Bien para vencer? Me lo pregunto desde que era revolucionario; es una pregunta abierta. ¿Teme la alianza entre Kaczynski y políticos cercanos a él como el húngaro Viktor Orbán?
En esta nueva era los demonios del pasado están bien vivos. Solo si nos organizamos bien para combatirlos, entre personas razonables, democráticas, la situación de Europa estará de nuevo bajo control. Todo es posible entonces entre nosotros y en Europa: avanzar hacia lo mejor o hacia lo peor.
Cuando llama a organizarse, ¿qué soluciones concretas propone?
Es cuestión de ponerse de acuerdo sobre los contenidos constitutivos de este tercer milenio. Hablar de libertad y basta quiere decir deber controlar después a cualquiera que tenga un cargo para que no abuse de esa libertad. Por eso nosotros debemos construir estructuras democráticas fundadas en valores éticos y políticos comunes claros, contra el abuso del poder. ■