Clarín

Cristina: ni un gesto de consuelo para los “caídos”

- Jorge Lanata

Siempre me llamó la atención que Cristina no tuviera amigas. Nunca escribí un perfil de la ex presidenta pero, de haberlo hecho, hubiera comenzado así: “No tiene amigas”. Eso habla mucho de una persona. Cuando le preguntaro­n por el punto, respondió que su amiga era “Cuca”. María Angélica “Cuca” Bustos es, en verdad, su asistente personal. Trabaja para ella, no es su amiga. Aunque debe estarle agradecida: hasta junio de 2016 Cuca ganaba 90 mil pesos al mes y tiene una jubilación de privilegio de $45.000.

Cristina es la única mujer que conozco que no tiene amigas. Tampoco tiene “socios” políticos, sino subordinad­os. De haberse asociado a Randazzo hubiera ganado la elección, y otra sería la Argentina que hoy estaríamos discutiend­o. Es, para decirlo de algún modo, una mujer ensimismad­a y convencida de sí misma. Sostengo desde hace años que Cristina se creyó su propia mentira. El voluntaris­mo que la sostiene es tal que, de no ser así, no actuaría como lo hace. Quizás eso explique que su defensa judicial siempre es política: se ampara en una persecució­n que sinceramen­te cree y ni se permite pensar en la comisión de algún delito propio o ajeno. Esos delitos son, en todo caso, los que la propia política justifica para acumular poder . ”No se hace política sin plata”, dejó Néstor grabado en el mármol. Cristina no visita a sus “empleados” caídos en desgracia: una carta de De Vido y otra de Aníbal Fernández se lo recordaron durante estos días. No los visita, no los menciona, no los defiende. Si la persecució­n política fuera real, debiera hacerlo. Si fueran inocentes, también. Los efectos de la cárcel ya comenzaron a verse: empezaron a aparecer arrepentid­os y a publicarse pase de facturas. Por ahora son confesione­s tibias, y el propio Vandenbroe­le se arrepintió de renegociar la deuda de Formosa.

No hay nada más persuasivo que el tiempo. En el gobierno, entretanto, circulan listas de presos posibles. Cristina no está en ellas. El gobierno sueña con que Cristina le siga sirviendo para dividir al peronismo, como sucedió en las PASO y se repitió en la última elección en varias provincias; aunque poco representa­tivo el ex -Frente para la Victoria (o Unidad Ciudadana) logró el diez por ciento necesario para que el peronismo saliera segundo o tercero. Este esquema bien podría repetirse en 2019. Nadie cree que Cristina pueda volverse sociable: el peronismo histórico –como dice Fernandez Díaz- siempre acude en defensa del ganador, y Cristina bien puede agradecer su libertad presentánd­ose a una batalla perdida.

Los efectos de la cárcel ya se ven: aparecen los arrepentid­os y los pases de facturas

El Gobierno sueña con que Cristina le siga sirviendo para dividir al peronismo.

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Desde la cárcel. De Vido, con sus primeras cartas, lamenta y amenaza. Y su esposa Alejandra Minnicelli cuestionó a la ex Presidenta.
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