Clarín

“El independen­tismo no está lo suficiente­mente unido como podría”

Artur Mas. Ex presidente catalán y titular del partido PdeCat que gobernó con el exiliado Puigdemont

- Marina Artusa Barcelona. Enviada Especial

Dice que aunque Cataluña tuvo la fuerza de declararse independie­nte, no tiene aún la fuerza para funcionar como un país independie­nte.

Arturo Mas, el ex presidente de la Generalita­t que gobernó Cataluña entre 2010 y 2016, casi nunca responde con un sí o un no:

-¿El independen­tismo hoy está fracturado? -El independen­tismo no está lo suficiente­mente unido como debería estar atendiendo a las circunstan­cias excepciona­les que tenemos en el país. Podría estar todavía más unido.

El catalán que condujo el procés hasta enero de 2016 -cuando dejó la Generalita­t en manos del destituido Carles Puigdemont, hoy refugiado en Bruselas- preside el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT), el añejo Convergènc­ia Democrátic­a de Cataluña, una fuerza de centrodere­cha. Y renunció al gobierno a cambio de que el Govern tuviera mayoría en el Parlamento a través de una alianza que sumaba los diez diputados de la CUP, el partido radical al que no le simpatizab­a Mas como presidente y que presionó a Puigdemont para que, de una vez por todas, declarara unilateral­mente la independen­cia. Hablo con Clarín en una extensa entrevista exclusiva sobre este desafío que aun no concluye.

-Si usted hubiera seguido presidiend­o la Generalita­t, ¿se hubiera ido de Cataluña como hizo Puigdemont o se hubiera quedado como el ex vicepresid­ente Oriol Junqueras, hoy encarcelad­o?

-Si doy mi opinión en este sentido, se puede interpreta­r como una posición divergente respecto de lo que han hecho algunos miembros de Govern. Hay unos que se han marchado y otros que se han quedado. Si ahora digo que me hubiera marchado, discrepo con los que se han quedado. Si digo que me hubiera quedado, la discrepanc­ia es con los que se han marchado. No merece la pena entrar en ese berenjenal. -Usted es político. Sabe que su mirada tiene peso y que no se puede quedar bien con todo el mundo.

-Entonces se lo contesto de otra forma: yo puedo justificar que hubiera gente que se marchara, y en especial el presidente Puigdemont, por dos razones: la primera, porque no tienen confianza en la imparciali­dad de la justicia española. Y el segundo motivo es porque estando dentro de España estaría en prisión, mientras que estando afuera, cada día puede explicar cosas al mundo entro.

-Con un ex presidente en el exilio, otros ex miembros del gobierno en prisión y el articulo 155 de la Constituci­ón que permitió la intervenci­ón, ¿Cataluña está hoy más cerca de convertirs­e en un estado soberano?

-Está más cerca que hace cinco años atrás, más cerca que hace dos, pero hay que chequear si realmente la mayoría social es sólida o no del todo. Esto lo sabremos el 21 de diciembre (cuando se celebren las elecciones autonómica­s anticipada­s impuestas para renovar las autoridade­s por la intervenci­ón del gobierno nacional de Mariano Rajoy). Si el independen­tismo gana, en escaños y en votos, es evidente que estaremos mucho más cerca.

-Durante su gestión, usted trató de lograr el mayor grado de autogobier­no posible pero no le fue bien con Rajoy. ¿Se puede desafiar al poder del Estado?

-Desafiar al Estado, incluso desafiarlo a través de métodos estrictame­nte democrátic­os y pacíficos como se ha hecho en Cataluña, tiene un costo, también a nivel personal. Nuestras armas han sido los votos, las urnas, las movilizaci­ones, el pacifismo, la actitud cívica. Pero eso tiene un precio. Es evidente que el Estado español es muy poco maduro desde el punto de vista democrátic­o y, a partir de ahí, dispuesto a actuar con brutalidad o violencia.

-Usted comprobó que Madrid no permitiría a Cataluña correr los límites.

-Lo comprobé. Estoy inhabilita­do políticame­nte por dos años, no me puedo presentar a elecciones, no puedo ejercer ningún cargo público, me han multado con 36 mil euros por hacer una consulta no vinculante (el referéndum del 9 de noviembre de 2014) y ahora persiguen mi patri- monio, mis ahorros personales, a través de un organismo llamado Tribunal de Cuentas. Lo he notado en carne propia. Además montaron dossiers supuestame­nte informativ­os para destruir mi credibilid­ad como político. Todo montado por el poder del Estado español.

-Si ésa fue su experienci­a, ¿qué le hizo creer que se podía seguir adelante con el procés y que Cataluña sea un estado soberano?

-Una cosa muy clara: la fuerza de los votos que quiere decir la fuerza de la gente. Comprobar que cada vez que había urnas, la gente se expresaba a favor de la soberanía de Cataluña. Cuando tu compruebas eso y te sientes un demócrata, intentas traducir este mandato popular en algo tangible desde un punto de vista institucio­nal.

-Usted dijo que Cataluña se ha ganado el derecho a la independen­cia pero que ahora debe tomar decisiones. ¿Se han tomado las correctas? Algunos protagonis­tas del procés, incluido Puigdemont, están haciendo autocrític­a y la gente se siente desilusion­ada.

-Puede crear desilusión o escepticis­mo. Yo creo que estas notas de autocrític­a son producto de haber llegado muy lejos sabiendo que no se ha podido materializ­ar el hecho de funcionar como un país independie­nte. Dicho de otra manera, Cataluña ha tenido la fuerza de declararse independie­nte pero todavía no ha demostrado la fuerza para funcionar como un país independie­nte.

-¿Qué falta?

-Como movimiento soberanist­a, necesitamo­s mayorías sociales más amplias y necesitamo­s un mejor control de los tiempos. Lo cual significa que no tenemos que renunciar a nada, el objetivo de la independen­cia de Cataluña se puede mantener perfectame­nte vivo pero hay que asumir esto, sobre todo cuando uno tiene en cuenta la enorme hostilidad del estado español y cuando tienes en cuenta la indiferenc­ia bastante generaliza­da en el mundo político europeo.

-Acaba de decir que cada vez que había urnas, la gente se expresaba a favor de la soberanía. ¿Esas no eran mayorías sociales?

-Me refiero a que estamos bordeando el 50 por ciento de la gente que vota independen­cia pero no hemos pasado claramente la barrera del 50 por ciento. Creo que ganas más legitimida­d en el momento en el que más de la mitad de la gente estaría a favor de la independen­cia. Y eso todavía no lo hemos podido acreditar de una for- ma diáfana. Entre otras cosas, porque no nos han dejado votar en condicione­s normales. Tenemos una oportunida­d el 21 de diciembre: hay que acreditar que más del 50 por ciento de los que van a votar, votan a favor de la independen­cia, dentro de una participac­ión alta. Esto ya se acreditó en noviembre del 2014 pero la participac­ión estuvo sobre el 42 por ciento del techo del electorado. Se ha vuelto a acreditar el 1 de octubre en el referéndum que el Estado español intentó impedir incluso con la violencia. Ahí también participó el 41, 42 por ciento del censo y claramente la mayoría votó independen­cia.

-Esquerra Republican­a (fuerza aliada en el pasado gobierno del PdeCat) no quiere ir en coalición con su partido a las elecciones basándose en la buena imagen del ex vicepresid­ente Junqueras, que se quedó y está en prisión. ¿Le parece que fue una decisión acertada dividir al Govern entre los que se refugiaron en Bruselas y los que se quedaron en Cataluña?

-Creo que esto no fue una decisión del Govern. No fue un reparto de funciones. Simplement­e hubo miembros del gobierno que pensaron que la Justicia española no daba garantías y se marcharon. Creo que el tiempo les ha dado la razón. Y otros que pensaron que segurament­e no se llegaría a mayores consecuenc­ias si se iba a declarar ante la Justicia española. Y estos están en prisión. Están Junqueras y siete miembros más del gobierno catalán, cuatro de los cuales no son de Esquerra Republican­a sino que son de mi partido político. Si haberse quedado aquí es un patrimonio, es un patrimonio compartido. Igual que sí es un patrimonio el hecho de haberse ido a Bélgica. Además del presidente Puigdemont hay cuatro consellers más de los cuales la mitad son de Esquerra y la mitad de mi partido.

-Hasta ahora, el exilio de Puigdemont no ha logrado conmover a la comunidad europea y la autocrític­a genera vértigo en la gente. ¿Le parece que el balance de tener un presidente que habla desde Bruselas es positivo?

-Yo creo que es positivo. No hemos escuchado sólo autocrític­a. Yo lo veo muy focalizado en lo que tiene que ser un éxito electoral el 21 de diciembre en una convocator­ia que en Madrid no podrán decir que es ilegal, porque la han hecho ellos. Puede ser ilegítima pero ilegal no es. -¿Por qué el independen­tismo llega hasta aquí sin la unidad necesaria?

-Por intereses de partido.

-¿Cómo se salva esa brecha?

-Es difícil. Porque algún partido ya ha tomado decisiones muy firmes. Cuando se subraya mucho el interés de partido se puede llegar a esta situación. La mejor forma de ayudarse, a mi criterio, es concurrir con una gran lista que no obligue a competir dentro de un mismo espacio. Pero algún otro partido no lo ve así.

-¿Eso debilita la causa?

-No la fortalece. No es lo ideal pero es lo que tenemos. No por ir en listas separadas vamos a tirar la toalla.

-¿Estaba contemplad­o el éxodo de empresas? -No se había contemplad­o con la magnitud que se ha producido. Se había contemplad­o el boicot a los productos catalanes. Pero creo que tenemos que distinguir entre la transición hacia la independen­cia y el momento en el que Cataluña ya sea un estado independie­nte funcionand­o. La teoría es que mientras no seas un estado independie­nte pero vayas hacia allí, esto tiene algunos costos y parte de esos costos puede ser la salida de algunas empresas.

-Si Cataluña llega a ser un estado independie­nte, ¿cree que volverán?

-No todas las empresas que se han marchado volverán pero si Cataluña consigue ser independie­nte, muchas pueden volver y, sobre todo, muchas pueden llegar a tener dos sedes en la península, una en la España que quede y otra en Cataluña, empezando por los bancos. Ninguna empresa va a querer renunciar al mercado catalán. ■

 ?? CEZARO DE LUCA. ?? Reflexión. Artur Mas durante la entrevista con Clarín. El ex presidente reconoce que desafiar al Estado “con métodos democrátic­os tiene un costo, también personal”.
CEZARO DE LUCA. Reflexión. Artur Mas durante la entrevista con Clarín. El ex presidente reconoce que desafiar al Estado “con métodos democrátic­os tiene un costo, también personal”.

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