Belgrano se encontró al final con un regalo del cielo

De movida, a Belgrano el punto le sentaba mejor. Con el desarrollo, le caía todavía más simpático. Y el triunfo, al cabo, resultó un regalo del cielo. Los cordobeses se llevaron todo por la Ley del ex, tras una jugada fortuita sobre el cierre del juego y Newell’s, que apenas había hecho un poquito más, se quedó sin nada. Sin juego, sin identidad y sin puntos.

Las necesidades, por ambos lados, eran las mismas: resultados, regularidad e identidad, cosas que les habían faltado hasta ahora. Sin embargo, dieron pocas señales de esa búsqueda en la primera mitad. Newell’s presionó arriba, impuso vértigo, pero con el correr de los minutos se fue desinflando; Belgrano, al cabo, aprovechó para acomodarse y adelantarse hasta ofrecer batalla en el mediocampo, aunque no llegó a lastimar y atacó de forma esporádica, especialmente por izquierda.

El segundo tiempo fue un calco de lo que había resultado el primero. Newells amagó con un protagonismo que le duró tan sólo un rato. Y otra vez, como si el sacudón lo hubiera despertado, Belgrano se agrupó mejor y el partido se estancó en la fricción y las imprecisiones. Hacía su negocio, hasta que Amoroso (quien se fue mal de Newell’s) encontró una bola suelta y acertó un pleno. Belgrano gritó tras 580 minutos y tuvo su primera alegría con Lavallén. Todo lo contrario del local, que se fue con más preocupaciones de las que tenía al arrancar el juego. ■