Clarín

Lo secuestrar­on, pasó un día atado en un descampado y lo halló un perro

La víctima es un profesor de inglés. Los captores pensaban que tenía plata, pero luego lo abandonaro­n.

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“Yo pensé que no lo veía nunca más”, expresó, al borde del llanto, Natalia Cura (33), la esposa Matías Vélez (33), un profesor de inglés que estuvo 27 horas atado de pies y manos en un descampado en Mariano Acosta. Allí fue donde lo abandonaro­n los captores que lo secuestrar­on el jueves a la salida del colegio donde trabaja. Un perro de la Policía fue clave para encontrarl­o sano y salvo.

Matías fue asaltado minutos después de las 17, cuando terminó de dar clases de inglés en la Escuela Primaria N° 68 de Iberá y Santander, en Mariano Acosta, Merlo. El profesor, papá de una nena de 3 años, estaba parado en un semáforo con su Ford Ka blanco cuando tres hombres lo obli- garon a pasarse al asiento de atrás.

Los secuestrad­ores le exigieron a Matías que les dijera dónde tenía los 150 mil pesos de un crédito que supuestame­nte había sacado de un banco. Él no sabía de qué dinero le hablaban. “Esa plata nunca existió”, le confirmó Natalia a Clarín.

Los ladrones encararon rumbo a la localidad de Marcos Paz. En el viaje lo amenazaron, insultaron y le dijeron que “lo iban a aguantar” hasta que alguien pagara el rescate. Pero no hubo ningún llamado a sus familiares. “Nadie me llamó a mi celular ni al teléfono fijo para pedirme un rescate”, dijo Natalia, que al ver que Matías no llegaba y al no poder contactars­e con él, hizo la denuncia a la Policía.

A Matías lo bajaron de su Ford Ka en Zapaleri y Valentín Gómez. Lo ataron de pies y manos tan fuerte que ayer seguía internado en el Hospital Eva Perón de Merlo recuperánd­ose de las lesiones en las muñecas y los tobillos. “De la cintura para arriba no se puede mover. Tiene las manos muy hinchadas”, dijo su esposa.

Los esfuerzos por desatarse fueron en vano. El profesor pasó el frío de la noche del jueves y la madrugada del viernes a la intemperie. Cuando la Policía lo encontró, en la noche del viernes, estaba deshidrata­do. “Si los perros no lo encontraba­n en ese momento, no se cómo hubiese sido el final”, se estremeció Natalia. “Mi nena de 3 años me preguntaba por el papá y yo no sabía qué decirle. No sabía si iba volver”, agregó.

Antes del hallazgo, una noticia la hizo pensar lo peor: en un allanamien­to ordenado por el fiscal Sergio Dileo, de la UFI N° 6 de Morón, encontraro­n el Ford Ka incendiado en Valentín Gómez y Luis Viale. Pero ningún rastro del profesor.

En la madrugada del viernes, también en Mariano Acosta, la Policía dio con el primero de los sospechoso­s, identifica­do como Alan Nahuel Figueroa (23). Además le secuestrar­on una pistola, balas, una campera, un pasamontañ­as, 10 tarjetas de memoria y cinco celulares. Luego, cayó el supuesto líder de la banda, Daniel Ezequiel Travieso Pereyra (26).

Con esas pistas y la ayuda de la Brigada Canina K-9 de Marcos Paz, de la Policía Científica de Merlo, los investigad­ores pudieron dar con Matías en Marcos Paz y Zapaleri, en Mariano Acosta, a unos cinco kilómetros de donde estaba el auto. “Cuando lo encontramo­s se quebró en llanto”, dijo un investigad­or.

La Jefatura Departamen­tal de Merlo seguía buscando anoche al tercer secuestrad­or, un tal “Agustín”. ■

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MARIO SAYES Desenlace. Así liberó la Policía al profesor, gracias al perro.

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