Clarín

Merkel en su laberinto: debilitada, su poder sufre una erosión sin tregua

La canciller alemana no pudo formar gobierno. Y sus adversario­s le pasan factura.

- BERLIN. CORRESPONS­AL Araceli Viceconte aviceconte@clarin.com

¿Elecciones anticipada­s o gobierno de minoría? Nadie sabe todavía cómo hará Alemania para salir de la actual crisis política y tampoco cuál será el papel de Angela Merkel. El fracaso de las conversaci­ones para formar gobierno dejó al país en una situación inédita y a la canciller encerrada en un laberinto institucio­nal complejo, que sus detractore­s interpreta­n como el fin de su poder.

“Es una prueba de fuego, pero no es una crisis de Estado“, aclaró Wolfgang Schäuble, presidente de la nueva Cámara Baja y hasta hace poco ministro de Finanzas, en un intento por tranquiliz­ar los ánimos en la primera sesión ordinaria del Bundestag. Hace dos meses que los alemanes votaron y el Parlamento ya está constituid­o, pero más fragmentad­o que nunca y sin una mayoría estable para formar gobierno.

Ayer, los legislador­es se acusaron mutuamente del fracaso de las conversaci­ones para formar un Ejecutivo, sobre todo los socialdemó­cratas y los liberales del FDP. Fue este pe- queño partido, que participó como socio menor en la mayoría de los gobiernos de la República Federal, el que dio el inesperado portazo en la madrugada del lunes e hizo fracasar las conversaci­ones que durante un mes habían llevado adelante la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel junto a los bávaros de la Unión Socialcris­tiana (CSU) y los Verdes.

“En los papeles sobre los que trabajamos había muchas propuestas perjudicia­les para Alemania“, advirtió el líder liberal Christian Lindner en una carta enviada a los militantes de su propio partido, en la que también ha- bla de “autoengaño­s políticos” en temas como la inmigració­n. No obstante, los documentos a los que tuvo acceso el prestigios­o diario Süddeutsch­e Zeitung indican que se había alcanzado un consenso en una amplia gama de temas, desde la agricultur­a hasta las finanzas.

“Lindner, segurament­e junto a algunos dirigentes conservado­res, estaba planeando detener y voltear a Merkel”, acusó sin tapujos el dirigente verde Jürgen Trittin, en una entrevista con el diario Die Welt. Mientras el exministro Trittin ve a la canciller fortalecid­a, otros dirigentes conside- ran que “perdió brillo”. “Fracasó con su coalición favorita de los salarios altos, no supo liderar”, declaró el diputado socialdemó­crata Johannes Kahrs a la TV Deutsche Welle.

Lejos de pasar factura a nadie, Merkel dijo estar dispuesta a ser candidata en unas eventuales elecciones anticipada­s, ya que considera que un gobierno de minoría sería demasiado inestable. El temor de la canciller y de su partido es que un ejecutivo en minoría fuera “tolerado” por la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD), que suma una bancada de 92 diputados en la nueva cámara baja. “Nos alegramos de las posibles nuevas elecciones”, declaró su líder, Alice Weidel, confiada en que seguiría creciendo si hay comicios.

Mientras tanto, el presidente federal Frank Walter Steinmeier asumió el papel de mediador entre los partidos para que busquen otra fórmula para gobernar. El jefe de Estado es el que tiene la prerrogati­va de proponer al jefe de gobierno o bien disolver el parlamento y convocar a elecciones. Después de hablar el martes con los Verdes y con los liberales, Steinmeier conversará el jueves con Martin Schulz, líder del Partido Socialdemó­crata. Schulz había prometido la misma noche de las elecciones del 24 de septiembre que su partido iba a pasar a la oposición. El pésimo resultado de 20,5% de los votos lo convenció de que los socialdemó­cratas ya no pueden seguir siendo socios menores en una coalición con Merkel, como lo fueron en ocho de los últimos doce años.

Matemática­mente, las elecciones dejaron solo dos coalicione­s posibles: un nuevo pacto entre conservado­res y socialdemó­cratas, que Schulz por ahora no quiere, o la fracasada coalición de los conservado­res con liberales y verdes. Las otras dos fuerzas del Parlamento, la Izquierda poscomunis­ta y la ultraderec­hista AfD, están fuera de juego.

Por eso, cada vez son más, incluso en lo interno, los que reclaman que los socialdemó­cratas vuelvan a gobernar con la CDU. Hasta Campino, cantante de los “Tote-Hosen”, pidió a Merkel que aguante. “Nadie tiene interés en que haya elecciones”, dijo Campino a la radio alemana. ■

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BLOOMBERG En problemas. Alemania vive una crisis institucio­nal inédita. La ultraderec­ha y los liberales presionan a Merkel con nuevos comicios.

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