Clarín

Hubo una explosión en el submarino y lo rastrean en el fondo del mar

La cúpula naval se irá Macri decidió relevar a los jefes de la Armada cuando termine la crisis del submarino perdido Presidente en alerta Pese a las críticas, sostiene al ministro de Defensa Aguad y sigue el caso minuto a minuto

- Julieta Roffo jroffo@clarin.com

El vocero de la Armada confirmó que se detectó un estallido en el submarino, tres horas después de su último reporte desde el Atlántico sur. El dato lo recibió el embajador argentino en Austria, de un organismo internacio­nal que mide las prácticas nucleares bajo el mar. Se informó primero a los familiares, que reaccionar­on con desconsuel­o, al reducirse dramáticam­ente las esperanzas de hallar a la tripulació­n con vida. Con esa informació­n, la búsqueda del ARA San Juan se concentró en un radio de 125 kilómetros a la altura del Golfo San Jorge. En el operativo trabajan barcos argentinos junto a otros de EE.UU., y de una decena más de países que están colaborand­o. Además, hay 3 aviones y 4 robots para barrer el fondo del mar.

Una explosión. Eso fue lo que comunicó ayer a la mañana, en su primer parte oficial, el vocero de la Armada, Enrique Balbi. Como había hecho el día anterior, cuando anunció que se había encontrado una “anomalía hidroacúst­ica” y luego aseguró que se trataba de “un ruido”, el funcionari­o militar se sirvió de varias palabras para describir el fenómeno: “Se de- tectó un evento anómalo singular corto violento no nuclear consistent­e con una explosión”. Al final de su conferenci­a de prensa, cuando le preguntaro­n si se trataba de una explosión, Balbi reconoció: “De acuerdo a este informe, sí”. Ocurrió el miércoles 15 a las 10.31, tres horas después de que el submarino ARA San Juan, con 44 tripulante­s, se comunicara por última vez. Fue en una zona del océano que coincide con la ruta que la nave debía realizar hacia Mar del Plata. La Armada no confirmó ni descartó que esa explosión proviniera del submarino pero, minutos después del anuncio, Itatí Leguizamón, esposa de uno de los tripulante­s, aseguró: “Ya no tengo esperanzas”.

La explosión fue detectada por un sistema de monitorieo de ensayos nucleares (ver página 4) con sede central en Austria. Antes de que Balbi diera el parte, los familiares de los tripulante­s recibieron la informació­n en la base naval de Mar del Plata: al- gunos se abrazaron, algunos gritaron, otros forcejearo­n con los oficiales que intentaban contenerlo­s, una chica se tiró en el pasto para llorar.

Según detalló Balbi, la explosión informada desde Austria coincide con la “anomalía hidroacúst­ica” -el ruido- informado desde Estados Unidos el martes: ocurrieron a la misma hora. La zona también es coincident­e: unos 48 kilómetros al norte del último lugar en el que el submarino logró comunicars­e, a la altura del golfo San Jorge, a 432 kilómetros del continente. Ese punto es el que centraliza una búsqueda que tiene 125 kilómetros de radio.

Hay seis buques, entre argentinos y extranjero­s que realizan un “mapeo” del fondo marítimo; tres aeronaves rastrean la presencia del submarino a través de sensores de sonoboyas; y tres destructor­es y una corbeta, con sus sonares y teléfonos subacqua, también intentan detectar el ARA San Juan. Ya trabajan en la zona cuatro vehículos sumergible­s a control remoto de la Marina estadounid­ense. Uno de ellos puede rastrear hasta los 1.500 metros de profundida­d. El fin de semana llegará también un mini-submarino (ver página 5). El vocero de la Armada sostuvo que, en el radio de búsqueda, hay zonas en la plataforma continenta­l en las que la profundida­d promedio es de 200 metros, y otras, más allá del talud, en las que alcanza los 3.000 metros.

“Más allá del talud, no se puede encontrar el submarino. Si un submarino cae allí es porque su tripulació­n llegó sin vida o inconscien­te o incapacita­da para largar el lastre antes de ese momento. Si no, se reemplaza el peso que ejerce el agua en los tanques que el submarino llena para poder hundirse y flota. Y si eso falla, se libera de contrapeso­s mecánicos como fierros para lograr emerger”, explicó a Clarín Fernando Morales, perito naval y vicepresid­ente de la Liga Naval Argentina. Según detalló, por tratarse de embarcacio­nes militares, los submarinos no tienen caja negra “porque eso implicaría un peligro en caso de caer en manos enemigas”. En ese sentido, no hay una pieza que permita descifrar un peritaje.

“Sería bueno encontrar los compartime­ntos de las baterías del ARA San Juan, eso permitiría saber qué pasó”, aseguró. Ese fue el compartime­nto averiado, según comunicó el comandante del submarino antes de que se perdiera su rastro. Según Morales, “puede haber una explosión en el cuarto de baterías, que se no es de gran fuerza y no parte el submarino al medio pero elimina gas cloro, que es letal; a la vez, un incendio en el área de baterías puede generar la explosión de un tanque de combustibl­e”. En ambos casos, sostuvo el perito, la onda expansiva y el ruido de esa explosión puede ser registrada por la tecnología dispuesta en el océano.

En su última comunicaci­ón oficial, ayer a la tarde, el vocero de la Armada insistió en que “se mantiene la búsqueda hasta localizar al ARA San Juan y a nuestros 44 tripulante­s” y aseguró que “ninguna unidad de la Armada zarpa o decola si no es en condicione­s operativas normales”. Consultado por las reacciones de los familiares de la tripulació­n, dijo: “Los entendemos, pero la Armada está haciendo lo humanament­e posible”. ■

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AFP Dolor e impotencia. Familiares de los tripulante­s, al enterarse de la explosión. Hubo llanto y reclamos en la Base Naval de Mar del Plata.
 ?? AFP ?? Dolor. Un grupo de familiares se abraza ayer por la mañana en la base naval de Mar del Plata. “Ya no tenemos esperanzas”, dijo la esposa de uno de los tripulante­s.
AFP Dolor. Un grupo de familiares se abraza ayer por la mañana en la base naval de Mar del Plata. “Ya no tenemos esperanzas”, dijo la esposa de uno de los tripulante­s.

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