Clarín

Crecen las dudas sobre la reparación del buque tras la denuncia de un familiar

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

"Ninguna unidad zarpa sin estar en condicione­s", aseguró ayer el vocero de la Armada, Enrique Balbi. Más temprano, la esposa del radarista del ARA San Juan, Germán Oscar Suárez, dejaba en el aire una fuerte denuncia que vuelve encender las dudas ya existentes sobre el dudoso y extenso proceso de reparación y mantenimie­nto al que se sometió al sub- marino y su estado real al momento de emprender la que podría haber sido su última navegación.

"Mi esposo me comentó que tuvieron un desperfect­o en 2014 y que fue grave; eso es todo. Que fue grave y que generó un poquito de tensión y de miedo ahí adentro. Pero como después salió todo bien son cosas que se cuentan a la familia, no a la prensa", dijo Itatí Leguizamón, la esposa de Suárez.

Un marino en actividad contó a Clarín que en 2014 hubo problemas de filtracion­es de agua y también dificultad­es con los planos, aunque desde Defensa no lo confirmaro­n. Además, bajo condicione­s de anonimato, este diario habló con un empresario involucrad­o directamen­te con la reparación de media vida a la que debió someterse el ARA San Juan en 2005, y que por idas y vueltas terminó comenzando en 2008. Para los especialis­tas esa pérdida de tiempo para repararlo es inadmisi- ble.

El empresario que también trabajó en la renovación del sistema eléctrico del rompehielo­s Almirante Irizar - incendiado en 2007 y en reparación por una década- fue directamen­te al grano al afirmar que ante todo hay que poner la vista en las irregulari­dades de las contrataci­ones que efectuó la Armada y Defensa en esos años en que por orden del Astillero Domeq García, Tandanor hacía las licitacion­es.

Entre otras puestas al días, al San Juan se le debieron hacer soldaduras en el casco, el "replacado" de 960 baterías que mueven sus motores, la alineación de los generadore­s y se le cambiaron 37 kilómetros de cables, entre otras reparacion­es.

Molesto cuando vio que sólo "se lo usó" para justificar un concurso de precios, se retiró de la reparación del San Juan. Conocido en el mercado, contó a Clarín, por ejemplo, que su costo para desmontar, montar las nuevas baterías y hacer la interconex­ión de las mismas fue de unos 118.000 pesos y sin embargo se quedó con el negocio un subcontrat­ista desconocid­o por un precio de entre 400.000 y 450.000 pesos.

El empresario sugirió que la jueza federal de Caleta Olivia Marta Yáñez - a cargo hoy de la investigac­ión sobre el incidente- debería poner sus ojos sobre la documentac­ión en Tandanor y abordar las gestiones de los ministros de Defensa de la gestión K, Nilda Garré, Arturo Puriccelli, Agustín Rossi y también de Mauricio Macri, Julio Martínez, quien estuvo al frente durante más de un año y medio. ■

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