Clarín

Tras las rejas

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Amado Boudou pasa sus días de detención en el Pabellón 6 del penal de Ezeiza. Allí, lamenta su actualidad y repasa sucesos de su vida: los más inmediatos, la noche de su detención en su departamen­to de Puerto Madero, donde además de él, estaban su mujer, la mexicana Mónica García de la Fuente, embarazada de 8 meses, y su suegra, quien dormía en el living. Boudou tenía un dato sobre una inminente detención en su edificio pero siempre pensó que sería la de su vecino, el empresario Cristóbal López, titular de Indalo y complicado judicial e impositiva­mente. Pero el ruido y los movimiento­s de las fuerzas de seguridad finalmente fueron en la vivienda del ex vicepresid­ente de Cristina Kirchner, quien terminó detenido en un operativo rimbombant­e. Hoy Boudou pasa sus noches entre la suciedad y los insectos, esperando que lleguen las 7 de la mañana, hora en que se abren las celdas y los presos pueden moverse para higienizar­se y desayunar. Luego, disfruta cuando hace crossfit con otro detenido y elige “Bendita TV” a la hora de sentarse frente al televisor. Y en los momentos de charlas con sus visitas y su mujer, recuerda sus bue- nos momentos políticos: el más encumbrado, el día en que Cristina le comunicó que sería su compañero de fórmula. Ese sábado 25 de junio de 2011, gobernador­es y funcionari­os acudieron a la convocator­ia en la Quinta de Olivos y algunos, hasta se vistieron especialme­nte pensando en que podía tocarles la suerte de ser elegidos para la fórmula presidenci­al, como el chaqueño Jorge Milton Capitanich. Pero al momento del anuncio, el entonces ministro de Economía fue el elegido. Boudou, en la lúgubre soledad de su prisión, lo recuerda así: “Estábamos todos los ministros por entrar al quincho de Olivos a escuchar el anuncio. Y Cristina me frena y me pide que me quede. Allí, solamente estábamos ella, Zannini y Máximo (Kirchner). Y me dijo: ‘Vas a ser vos mi compañero de fórmula. Ahora entrá al quincho, con los otros ministros, y hacete el distraído, como que no sabés nada’”. Boudou sigue con el relato: “Sentí un nudo en la garganta, como cuando te angustiás. Y pedí un vaso de agua para poder seguir...”, asegura teatralmen­te. Más allá de estos recuerdos en su lugar de deten- ción, al ex vice no se le han escuchado -hasta el momento- palabras de rencor para con su jefa política, con quien no habla desde el año 2014.

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Amado. Más complicado

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