Los separatistas de Cataluña ahora plantean negociar con Madrid
Derrotados. Luego del fracaso de su declaración unilateral de la “República”, buscan otra vía para su reclamo. Y renuncian a declarar la independencia unilateral.
Los independentistas de Cataluña han reconocido de hecho el absoluto fracaso de su proceso de ruptura constitucional con España, el referéndum ilegal, la Independencia “simbólica” y la República que no existió. Pese a sus denodados intentos, les ha sido imposible reemplazar la “legalidad española “por la “legalidad catalana”. Han decidido, según testimonios de las más altas fuentes separatistas, que deben renunciar a las fantasías de quebrar la integridad española, uno de los Estados más antiguos de Europa con más de 500 años de existencia que, entre otras cosas, creó uno de los más vastos imperios de la historia.
Tras elevar la tensión al máximo con el Estado español, los dos principales partidos independentistas, el conservador PDeCat del destituido presidente catalán Carles Puigdemont y el progresista ERC, se plantean renunciar a la ruptura unilateral y potenciar la negociación bilateral con el gobierno español de Mariano Rajoy, de cara a las elecciones regionales del 21 de diciembre.
Han mentido durante años con un relato donde prometían que, con la nueva República, liberados de la explotación (“España nos roba”), se produciría el milagro de un crecimiento que algunos de sus “economistas” cifraron en cinco veces sus cifras actuales.
En este delirio para la antología de una psicosis política de masas se anunciaba que no había peligro con la economía, que ni una empresa se iría de Cataluña, (ya van más de 2.700 y se cree que llegarán a 3.000 en las tres semanas siguientes), la Unión Europea obligaría a España a negociar una independencia “low cost” y otros disparates por el estilo. Les cre- yeron y los votaron. Así les va.
Desde septiembre, el llamado “proceso” se convirtió en un tsunami que aceleró los destrozos empezando por una quiebra dramática de la población entre los supremacistas catala- nes y los “traidores” que querían ser catalanes, españoles y europeos. Esta imposición quebró familias, amistades, convirtió a los “traidores” en catalanes acosados en oficinas y, sobre todo, en los colegios donde se enseña el monoteísmo independentista. Ninguna entidad estatal en todo el mundo, incluida Venezuela, ha reconocido la Independencia. Todo terminó en el desastre. Ahora la comunidad autónoma esta intervenida por Madrid, que la administra con lupa.
Poco más de la mitad del gobierno, encabezada por el vicepresidente Oriol Junqueras, y varios Consellers (ministros) fueron enviados a la cárcel con prisión sin fianza y están acusados de rebelión, sedición, malversación de fondos y prevaricato. El ex presidente Puigdemont, cesado por Rajoy con toda la Generalitat, se fugó a Bruselas (Bélgica), no se presentó al juicio y ahora está en proceso judicial por una euroorden de extradición.
Rajoy, en un golpe político muy eficaz, entró en Cataluña con una sorpresa que desarmó a los separatistas: elecciones inmediatas, tanto que se tendrán que realizar un día jueves, el 21 de diciembre. Los independentistas clamaron que esos comicios eran ilegales y después todos anunciaron su participación. Los presos y fugitivos de la justicia en Bruselas quieren participar y ser elegidos.
“Vamos a dialogar. Dejamos de lado la unilateralidad (la ruptura). Ahora queremos diálogo con el gobierno”, dijo uno de los principales dirigentes de Esquerra. La Coordinadora de los Demócatas, Marta Pascal, ex Convergencia y Unión pujolista, aseguró que “no estamos en la pantalla unilateral”. Renuncian a esa “vía por falta de efectividad y para crecer en mayorías”. Este era el partido de Puigdemont, que cae estrepitosamente en los sondeos. El ex presidente ha decidido lanzar una fuerza nueva, Unidos por Cataluña, y borró a los Demócratas de las listas, un agravio histórico. Otro converso es Oriol Junqueras, quien desconoció a la Audiencia Nacional cuando le llegó el juicio por rebelión y la jueza Carmen Lamela lo envió a prisión sin fianza junto con otros Consellers. Ahora proclama que ha cambiado y quiere dialogar, o sea, el entierro de la ruptura unilateral con España. ■
Desde septiembre, el “proceso” se convirtió en un tsunami que aceleró los destrozos.