Un viaje por nuevas aguas
El pianista entrerriano presenta su primer álbum en trío con contrabajo y batería, hoy a las 20 en el CCK.
El pianista y compositor Carlos Aguirre presentará su flamante disco Calma (Shagrada Medra), hoy a las 20 en la Sala Argentina del CCK, con entrada libre. Es el primer álbum que el entrerriano graba en el clásico formato del trío de jazz, en compañía de Fernando Silva en contrabajo y Luciano Cuviello en batería.
Son siete composiciones que rondan 10 minutos cada una. “Las músicas del disco las compuse a lo largo de los años, más o menos desde 2000 en adelante, imaginando que en algún momento de mi vida me iba a dar un permiso para conformar un trío. -¿Las escribiste pensando en un trío?
-Sí, totalmente, tenía ganas de vivir esa experiencia, de constituir un trío, pero como un grupo de estudio, sin saber si lo iba a sacar para afuera. Me interesaba la situación de la improvisación, de la interacción colectiva. Tenía que encontrar personas muy afines. Con Fernando Silvia venimos tocando desde siempre. El baterista Cuviello tiene una buena formación; también es pianista y toca el contrabajo, lo que permite otro acercamiento a la música desde su instrumento. -En la pieza “Dentro mío” se escucha un aire de zamba, sobre todo al comienzo, pero en general el disco toma un rumbo menos folclórico que otros trabajos tuyos.
-Sí, y en Hiroshi, el tercer tema, hay un aire de candombe, pero fuera de eso no hay alusiones a ritmos folclóricos reconocibles. Son piezas abiertas. -Por momentos da la impresión de que este disco se mueve en un arco de referencias donde se podrían citar los nombres de Jarrett, Jobim, Chopin.
-Son infuencias, sin duda, como tam- bién la de Gismonti, pero me siento a años luz de esos pianistas, que son demasiado grandes. Me permito experimentar con el trío, pero no me siento ni soy un pianista de jazz, ni voy a ir de lleno a ese lenguaje, ni van a aparecer notas blues. Una cosa que cabe señalar es que con este proyecto del trío yo abrí una ventana, pero el camino más folclórico lo sigo desplegando. Lo que hice fue desdoblar ese quinteto con el que venía trabajando (dos guitarras, piano, contrabajo y percusión), que en su momento se expandió a un noneto con cuatro voces femeninas. En el disco Violeta, el quinteto se acercó un poquito a lo que es ahora el trabajo con el trío. El trío se mete de lleno en una búsqueda más abierta. Por otro lado, estoy cerrando un repetorio con quinteto de guitarras, una sonoridad bien criolla, siempre tratando al mismo tiempo de ir corriendo los mojones y buscando cuestiones de timbre y textura no tan característicos.
-¿Tocás la guitarra en el quinteto? -Toco guitarrón y guitarra rítmica, que es lo que yo puedo tocar, sobre todo al lado de los otros cuatro grandes guitarristas. Son excusas para formar grupos de estudio. Yo quería profundizar en esas sonoridades que evoco desde mi infancia, la de Zitarrosa y los guitarristas cuyanos; y por otro lado, la del trío de jazz, que también escuché desde siempre. ■