Clarín

Eliana, la “guerrera del mar” que conquistó un mundo de hombres

- Ernesto Azarkevich (Misiones)

Eliana, el río y el mar. Eliana amaba las tardes a la vera del río en su niñez de Oberá, Misiones. Como hipnotizad­a, no sacaba la vista de aquellas aguas, pendiente de lo que podrían sacar las cañas de su tío y su papá. Después fueron las olas del litoral de Santa Catarina, en aquellos veranos de playas brasileñas. Su nado se perfeccion­ó hasta volverse perfecto. A nadie sorprendió entonces cuando con una enorme sonrisa Eliana anunció que dejaría la facultad para meterse en un submarino. El agua era lo suyo. Qué duda cabía.

“La reina de los mares”, le dijo su padre al verla feliz en la Armada. Eliana María Krawczyk hoy es la única mujer de los 44 tripulante­s del submarino ARA San Juan, desapareci­do hace diez días en las heladas aguas del Sur. Con 35 años, es la jefa de Armas de la embarcació­n.

Eliana es la menor de seis hermanos que se criaron al aire libre, en campamento­s armados en orillas, con tortas fritas, mate y humo de asados. Alumna aplicada, llegó a ser escolta de la bandera. Y para la facultad, eligió una carrera complicada: ingeniería electromec­ánica.

Pero en poco tiempo su vida se ensombreci­ó: su hermano Juan murió en un accidente y su mamá de un infarto. Tuvo que reacomodar­se, y en esos balances afloró su pasión.

Anunció que dejaba la facultad para meterse en la Escuela Naval Militar Río Santiago, de Ensenada. El camino fue duro. Luchó contra las burlas, contra la discrimina­ción. Si la vida en un submarino puede ser áspera y ruda, para una mujer que encima es la única casi siempre, podría ser infernal. No para Eliana. Ella logró lo que quería.

Sus tíos Elena y Enrique recuerdan cuando fueron a recibirla en el puerto al regreso de la Fragata Libertad: “Armamos una pancarta gigante que atamos a unas tacuaras... Todavía no sé cómo nos dejaron subir al colectivo. Estuvimos tres horas esperando que amarre la fragata y cuando la vimos bajar escuchamos que un montón de chicas comenzaron a corear su nombre...eran sus amigas de la Armada. Ella era así, querida por todos”.

Otra vez, en Mar del Plata, Elena recuerda que habían ido a verla para festejar que había aprobado el curso de submarinis­ta: “Nos dijo que la íbamos a tener que visitar seguido allá porque se iba a quedar hasta su jubilación”.

Eliana le contagió a sus hermanos su amor por el mar. Silvina trabaja en un barco mercante y Eduardo en un pesquero de Mar del Plata. “Eliana es una guerrera de la vida y del mar, una luchadora”, dice Norma Damadío, la madrina de Eliana. Es abogada y hace cuatro años que vive en Trelew. El 8 de noviembre hablaron por WhatsApp. “Le dije que si paraba en Madryn podríamos vernos, pero ella me contestó que iban directo a Mar del Plata”. Y ese fue el final abrupto de la historia, pero no del amor que las unirá por siempre.

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Eliana en Mar del Plata. A bordo del ARA San Juan.

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