Norcorea refuerza su frontera y cava zanjas para evitar que se repitan las deserciones
Reemplazó a toda su dotación militar en el límite con Corea del Sur y comenzó a construir fosas divisorias.
Corea del Norte inició un proceso de reforzamiento de las defensas en la zona desmilitarizada del Paralelo 38 con Corea del Sur, que incluye la construcción de una larga fosa en la zona, tras la espectacular deserción del soldado norcoreano por el paso Panmunjom.
El operativo partió del reemplazo de todos sus guardias en la zona fronteriza de patrullaje conjunto. Una fuente de inteligencia surcoreana explicó que había “señales” de que el gobierno norcoreano había reemplazado la dotación íntegra en el Área de Seguridad Conjunta, compuesta de 35 a 40 efectivos.
Ante la crisis desataca con la fuga, “los comandantes y oficiales de alto rango responsables de las correspondientes unidades militares a cargo de la seguridad fronteriza podrían haber sido castigados”, indicaron fuentes surcoreanas.
También se supo que Pyongyang cerró de manera temporaria un puente que el desertor cruzó en un jeep militar para llegar a la frontera, antes de su fuga a pie el lunes pasado y bajo una lluvia de balas. Fuentes militares dijeron que Corea del Norte podría estar a punto de instalar allí un portón de seguridad.
En forma paralela Pyongyang inició la construcción de fosas destinadas a dificultar cualquier otro intento similar. Una foto en la cuenta de Twitter del embajador estadounidense interino en Corea del Sur, Marc Knapper, muestra trabajadores norcoreanos con palas cavando una zanja en el lugar donde el desertor cruzó la frontera.
La fuga del militar, de sólo 24 años y conocido como Oh, ocurrió el pasado 13 de noviembre. El joven alcanzó a llegar a metros de la línea divisoria con un jeep, pero no pudo continuar porque el vehículo quedó trabado en el terreno. Entonces se bajó y comenzó a correr hacia el sector surcoreano. Pero sus compañeros de guardia lo vieron y lo acribillaron. Recibió entre cinco y seis balazos.
Oh, quedó tendido en la línea divisoria, y poco después los soldados surcoreano lo rescataron y lo llevaron a un hospital. Este viernes, después de varias intervenciones, salió de cuidados intensivos y fue trasladado a planta. Los médicos dijeron que se encontraba estable y sin fiebre, pero aclararon que sufrirá secuelas de por vida.
Durante la atención médica se descubrió que el desertor padece tuberculosis y hepatitis b. También se le encontraron lombrices intestinales que contribuyeron a infectar órganos afectados por los disparos.
Esto muestra las duras condiciones de vida que soportaba el militar y constituye un reflejo de la actual situación que vive la empobrecida Corea del Norte, golpeada por las sanciones internacionales como castigo por sus programas de armas.
La deserción y la lenta recuperación del soldado norcoreano causaron conmoción en Corea del Sur, cuya población lo vive como un éxito frente a su histórico enemigo. La fuga, por otro lado, es una humillación para los norcoreanos. Pyongyang no ha dicho nada sobre el asunto por ahora.
Unos 30.000 norcoreanos han escapado hacia Corea del Sur, la mayoría de ellos por sectores de la porosa frontera con China, desde el final de la guerra coreana, en 1953. ■