Clarín

Zimbabwe, sin Mugabe, ya tiene nuevo presidente

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En una jornada histórica para Zimbabwe, que se vivió como una fiesta popular, asumió ayer el nuevo presidente Emmerson Mnangagwa, quien reemplazar­á a Robert Mugabe, el dictador que permaneció 37 años en el poder.

“Tomo el poder con gran humildad”, fueron las palabras del nuevo jefe de Estado, quien aprovechó la ocasión para pedir a la población que no quede “presa del pasado” y que no desaprovec­he “este momento” de renovación. Un discurso moderado con la promesa de elecciones “democrátic­as” que se realizarán el próximo año, además de las reformas económicas. La “cultura de gobierno debe cambiar, y cambiar ahora”, agregó, explicando que servirá a su país “como presidente de todos los ciudadanos sin distincion­es de color, credo, religión, tribu o afiliación política”.

Mnangagwa asume solo tres días después de la histórica renuncia de Mugabe, de 93 años, que cedió su lugar luego del levantamie­nto militar y de las presiones de su propio partido.

Mugabe tendrá inmunidad y piensa permanecer en Zimbabwe en virtud de un acuerdo que alcanzó a cambio de renunciar, y que también incluye garantías de seguridad jurídica para su esposa Grace, una figura que despierta grandes odios entre los sectores militares rebeldes. Tampoco se tomarán acciones contra los negocios del veterano líder.

En cambio el futuro es incierto para los ministros y aliados políticos de Grace Mugabe, nucleados en una facción conocida como G40, que ya fueron detenidos.

Con una tasa de desempleo calculada en 90%, la población se resigna a tener pequeños trabajos en la economía informal. Otros emigraron, con frecuencia hacia el gigante vecino sudafrican­o. Mugabe deja una economía destruida por sus devastador­as reformas. La actividad es lenta, falta dinero y el espectro de la hiperinfla­ción amenaza.

“Casi lloraba cuando escuchaba a nuestro nuevo presidente. Me dio esperanza. Esperemos que sus promesas se concreten”, dijo McDonald Mararamire, de 24 años. Pero no todos comparten su optimismo. La salida de Mugabe “es un alivio pero no hay que entusiasma­rse demasiado con el nuevo” presidente, advirtió Patrick Moyo, banquero de 38 años. “No olvidemos que no está muy limpio” del todo. Pilar del aparato de seguridad zimbabuens­e desde hace cuatro décadas, Mnangagwa, varias veces ministro, se destacó como fiel ejecutor de las tareas sucias de Mugabe. ■

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