La socialdemocracia alemana cedería y se aliaría otra vez con Merkel
Negociación. Después de ocho años de coalición, no había ya interés en seguir. Pero la mandataria no logra armar gobierno.
La presión sobre la jefa d egobierno Angela Merkel se trasladó ahora a Martin Schulz. El ex candidato socialdemócrata cedió y podría llevar su partido a una nueva coalición de gobierno bajo el liderazgo de la canciller que dirige los destinos de Alemania desde 2005. Aunque solo si lo autorizan las bases de su partido.
“No tenemos una crisis de estado, pero Alemania está en una situación complicada”, reconoció ayer Schulz, después de reunirse durante más de una hora con el presidente Frank- Walter Steinmeier y discutir durante más de ocho horas con la cúpula del Partido Socialdemócrata (SPD). “El presidente hizo un llamado dramático a los partidos a que pensemos otra vez en cuál podría ser la solución, porque no es tan fácil convocar a elecciones anticipadas”, explicó Schulz, tenso, al salir de una reunión que alimentó rumores, incluida su renuncia como líder del SPD.
Expresidente del Parlamento Europeo, Schulz se negaba rotundamente a que su partido siguiera siendo el “segundón” en una coalición con los conservadores de la Unión Cristiano Demócrata de Merkel, como lo fue en ocho de los últimos doce años. Pero Alemania vive una situa- ción inédita y el rotundo “Nein” de Schulz es cada vez menos firme. Las elecciones del 24 de septiembre pasado dejaron un Parlamento más fragmentado que nunca, que provocó que no se haya podido elegir un gobierno (mientras tanto, el ejecutivo de Merkel continúa en funciones). Además de los dos grandes bloques que gobernaron durante las últimas siete décadas, apoyándose en partidos chicos como los liberales y los verdes, hoy tienen bancada la Izquierda poscomunista y la ultraderechista Alternativa para Alemania.
El desastroso desempeño de los socialdemócratas en las urnas, de apenas un 20,5%, llevó a Schulz a abjurar de hacer un nuevo pacto de coalición con Merkel. Su propuesta fue, desde el primer día, hacer catarsis y volver a las raíces de centroizquierda desde la oposición. De esa forma, además, se evitaba que la Alternativa para Alemania fuera la primera fuerza opositora, con el primer derecho a réplica en el Parlamento y presencia decisiva en comisiones.
Pero en la madrugada del lunes pasado fracasaron las conversaciones para formar un ejecutivo tripartito entre la CDU de Merkel (con los socialcristianos bávaros de la CSU), los liberales del FDP y los Verdes. Sin esa posibilidad, no hay otra coalición ni política ni matemáticamente posible más que una nueva unión entre los dos grandes bloques CDU/CSU y SPD.
“Discutiremos todo paso a dar”, aseguró Schulz, quien está citado para el próximo jueves 30 a conversar con Merkel con el auspicio del presidente Steinmeier. Es el jefe de Estado el que tiene la prerrogativa de proponer al canciller o disolver el Parlamento y convocar elecciones.
Según Schulz, si de esa reunión surge “algún tipo de cooperación” para la formación del gobierno, “antes lo votarán las bases”. La militancia del SPD ya fue consultada por el pacto de gobierno con los conservadores en 2013. Ahora se repetiría el mecanismo para darle un sustento más amplio y democrático a una decisión que divide fuertemente a una socialdemocracia en crisis. ■