Clarín

A un año de la primera denuncia, angustia y depresión entre las víctimas del Próvolo

El 25 de noviembre de 2016, la vicegobern­adora de Mendoza escuchó el relato escalofria­nte de chicos sordos violados. Por el caso, la Justicia detectó 18 abusados y 45 hechos aberrantes.

- Roxana Badaloni mendoza@clarin.com

Una víctima del Próvolo enfrenta las cámaras y lleva su puño cerrado hacia la boca, es la seña de silencio. Sus ojos se abren, expresan el espanto, mientras comienza a gesticular: “Nos hicieron callar pero ahora queremos que todo el mundo sepa que fuimos abusados”, menciona su intérprete, que sirve de nexo en la comunicaci­òn. La joven, que ahora tiene 24 años, es una de las denunciant­es de los abusos sexuales, maltrato y corrupción de menores del colegio religioso para chicos sordos, alojados desde hace una década en Mendoza.

Hoy se cumple un año de la primera denuncia de abuso sexual, después de un encuentro de chicos y adoles- centes hipoacúsic­os en la Legislatur­a mendocina. Fue cuando la vicegobern­adora Laura Montero (UCR) escuchó por primera vez el relato escalofria­nte de chicos internados violados por sus cuidadores. “Fue como entregarle­s las ovejas al lobo”, definió el jefe de los fiscales Alejandro Gullé cuando comenzaron a declarar las víctimas, con sistema de Cámara Gesell, por tratarse de discapacit­ados y menores de edad.

En un año, la Justicia mendocina tiene detectadas por el caso del Instituto Próvolo 18 víctimas de abusos sexuales o corrupción de menores, de entre 4 y 17 años, y cerca de 45 hechos aberrantes denunciado­s por testigos, que habrían ocurrido entre 2004 y 2016.

Hay 14 imputados, siete de ellos detenidos: los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho, la monja japonesa Kumiko Kosaka, tres administra­tivos Jorge Bordón, José Luis Ojeda y Armando Gómez; y la ex representa­nte legal del colegio, Graciela Pascual.

“Hace un año que estamos pidiendo Justicia. Hemos sufrido durante mucho tiempo. Tenemos miedo, seguimos luchando y sabemos que Kumiko tiene prisión domiciliar­ia y queremos que esté presa, que esté enrejada como todos”, pide otra de las víctimas.

La concentrac­ión de las familias víctimas del Próvolo, a un año de iniciada la causa, se realizó en la Plaza Independen­cia, frente a la Legislatur­a. Los manifestan­tes levantan sus carteles y se preguntan: “Por qué calla el Papa Francisco. El Papa sabía del cura Corradi (arrastraba denuncias de abuso sexual a chicos desde hace 50 años en Italia)”. Y Ariel, papá de una víctima, cuestiona: “Estamos enojados porque el Papa se solidariza con la familia de Santiago Maldonado, con la tragedia del submarino; pero a nosotros, que estamos afectados directamen­te por integrante­s de la Iglesia, nos ignora”.

Otra chica, de unos 18 años, pide ex- presarse, también con señas: “Nosotros decimos la verdad. Hemos sufrido demasiado. En nuestra cultura sorda, nunca vamos a mentir”. El reclamo tiene que ver con los embates que recibe la causa de parte de los abogados defensores de los curas y las monjas, quienes cuestionan a los intérprete­s de señas y los han denunciado porque dicen que distorsion­an el relato de las víctimas”.

No ha sido fácil para las familias de los alumnos del Próvolo seguir adelante. El fiscal Gustavo Stroppiana, a cargo de la investigac­ión, revela que ha sido notificado de varios intentos de suicidios y, personalme­nte, ha presenciad­o declaracio­nes en el que las víctimas “lloraban de manera gutural, vomitaban y hasta se caían al piso de dolor” al recordar los abusos y maltratos. “A partir de esto es que el gobierno mendocino comenzó a implementa­r una asistencia con psicólogos.

Los cerca de 100 alumnos hipoacúsic­os del Próvolo continuaro­n estudiando en distintos colegios, debido a que la Dirección de Escuelas de Mendoza clausuró el instituto católico. La adaptación a sus nuevas escuelas ha sido muy difícil. “En el Próvolo les prohibían comunicars­e con señas -había un sistema obligatori­o de oralidad para los sordos que significó más aislamient­o-, les decían tenés que hablar, les pegaban en sus manos para que no las usaran y obligarlos a emitir sonidos”, explica una mamá. Ahora los chicos deben volver a aprender a expresarse, perder el miedo y vomitar la verdad. ■

 ?? DELFO RODRÍGUEZ ?? Por los chicos. Los familiares de las víctimas de abuso sexual en el Próvolo marcharon ayer en Mendoza y pidieron que el Papa tenga mayor participac­ión en el caso.
DELFO RODRÍGUEZ Por los chicos. Los familiares de las víctimas de abuso sexual en el Próvolo marcharon ayer en Mendoza y pidieron que el Papa tenga mayor participac­ión en el caso.

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