Trastorno de déficit de atención: lo sufre el 5% de la gente y todavía hay prejuicios
Un grupo de madres, que en Facebook ya tiene 4.500 miembros, lleva su problemática al Senado de la Nación.
Suelen ser etiquetados rápidamente. Inquietos, no prestan atención, tienen problemas de conducta. O una de las descripciones más comunes, “no paran”. Suelen ser los que no tienen amigos, los que no invitan a los cumpleaños, los que la escuela deja afuera de las salidas o campamentos. Los chicos –y también adultos- con el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) suelen tener esas características, pero es por una condición de origen neurobiológico, no por falta de educación, o por padres que no ponen límites.
Se estima que entre un 5 y 10% de la población tiene este trastorno. En Argentina no hay una ley que contemple esta condición, que está descripta en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales V (DSMV, por sus siglas en inglés), de la Asociación Americana de Psiquiatría y de referencia mundial.
Para comenzar a concientizar sobre este trastorno y darle mayor visibilidad, el grupo de mamás Unid@s por el TDAH organizó una disertación el martes próximo en el Senado de la Nación, en la que referentes del tema expondrán sobre TDAH, inclusión social, riesgos e impacto a lo largo de la vida. “Este es el primer evento que hacemos para concientizar. Estamos empezando con los fundamentos para a futuro poder concretar un proyecto de ley sobre el TDAH”, explicó Karina Laconi, mamá de un joven de 20 años diagnosticado y referente de este grupo que en Facebook cuenta con 4.500 miembros.
“Este es un trastorno que se lleva desde que nacés hasta que morís. Pero se puede rehabilitar, aprender a lle- varlo”, añade Karina. Y desmitifica la idea de que es un problema de chicos. “Tenemos muchísimos casos de adultos. Es frecuente que cuando hay un chico con el trastorno tenga un familiar también con TDAH”, agrega.
“Los que tenemos obras sociales podemos acceder a terapias y tratamientos, el problema es para las personas que no tienen acceso a una evaluación neurocognitiva”, agrega.
“Hay mucho prejuicio con este trastorno. Si vas de frente a una escuela y decís que tu hijo tiene TDAH se las van a rebuscar para decirte que no hay vacante”, grafica. Y dice que a muchas familias para darles una vacante les ponen como condición que tenga el CUD (Certificado Unico de Discapacidad). “Aunque no es una discapacidad, en muchos casos es ‘discapacitante’”, afirma.
“Para muchas familias el CUD es la única forma de conseguir ayuda. Con las terapias, en el aula, con la medicación, y también una protección legal porque muchos colegios no saben trabajar con esta dificultad y adop- tan medidas punitivas”, explica a Clarín la doctora Norma Echavarría, médica especializada en psiquiatría y psicología médica. Ella misma tiene TDAH y es madre de cinco chicos, diagnosticados y tratados, dos de ellos graduados universitarios, un dato no menor si se tiene en cuenta que apenas el 6% de las personas con TDAH llegan a terminar estudios terciarios. “Soy un ejemplo de que se puede generar un cambio”, añade.
El problema es que en Argentina todavía no se tiene gran conocimiento sobre el trastorno, y todavía es cuestionado por algunos sectores, principalmente desde una mirada más psicoanalítica. “Esta es una problemática real, concreta, de salud pública, de alto impacto en la sociedad. En el mundo está sumamente reconocida, porque genera disfunción. Se estima que el 50% de estos chicos pueden tener problemas de conducta en la adolescencia. Si un chico es tratado y diagnosticado oportunamente, ese porcentaje se reduce drásticamente”, explica Echavarría.
Sobre las críticas ( algunos sectores acusan de promover una patologización de la infancia), la médica afirma que gran parte de esa mirada viene porque el TDAH no tiene forma de diagnóstico más que el clínico, pero añade que sucede lo mismo con todas las enfermedades mentales, como la depresión o la esquizofrenia. “A nadie se le ocurre cuestionar un diagnóstico de depresión”, ejemplifica. Y por último, sobre las críticas a medicar a los chicos, la profesional cree que eso responde a miedo y falta de información. “¿Por qué negarle a un chico la posibilidad de tener amigos, socializar y no ser rechazado?”, se pregunta. Y aporta un dato: la medicación para este trastorno tiene 75 a 85% de respuesta, la medicación para depresión un 40%. ■