Vernice hizo historia con el kayak, pero su sueño lo lleva a ir por más
Tuvo un 2017 soñado, con sus dos medallas en el Mundial Sub 23. Su gran ilusión es llegar a un podio olímpico.
Arrancó jugando al rugby en Estudiantes de Olavarría. Empujado por la pasión de una familia fierrera, estuvo cerca de probar también con el automovilismo. Pero Agustín Vernice encontró su pasión en el agua. Y desde arriba de un kayak le dio al canotaje argentino su primer título mundial, al colgarse la medalla de oro en el K1-1.000 metros del campeonato Sub 23 que se disputó en julio en Pitesti. Aunque él, consciente de que todavía tiene mucho camino por recorrer, prefiere no sobredimensionar lo conseguido.
“Nuestro país ha tenido muy buenos resultados con grandes deportistas. El más grande es Javier Correa, que fue subcampeón mundial en mayores. Ese es para mí el mejor resultado de mi deporte hasta hoy. Yo sé que tuve una gran temporada, pero todavía me falta dar un paso. Ojalá algún día consiga una medalla en un Mundial senior y ni hablar de una olímpica”, analiza en una charla con Clarín quien en la ciudad rumana ganó también el bronce en el K1-500. -¿El oro era tu objetivo?
-El objetivo era conseguir una medalla, pero sabiendo que los rivales tienen el mismo nivel que uno y que los resultados a veces se dan y otras no. Por eso toda la preparación previa no fue pensando en un resultado específico sino en qué teníamos que mejorar para llegar de la mejor forma. Creía que podía aspirar a una dorada en los 500 metros, pero bienvenido fue el oro en los 1.000 porque esa es una distancia olímpica.
Su satisfacción no se debe sólo a lo que ocurrió en Pitesti. En junio había terminado cuarto en el K1-500 en la Copa del Mundo de Belgrado, y en agosto fue séptimo en el K1-1.000, en el Mundial de Racice, ya entre los mayores. Esas grandes actuaciones lo llenaron de confianza.
“Este 2017 me dejó el mensaje de que no hay un límite y que si queremos las cosas, se pueden conseguir. Y me dio muchas ganas para la temporada que está arrancando ”, comentó quien es bahiense de nacimiento, pero tiene su hogar en Olavarría.
“Por una situación laboral de mi papá, mi familia estaba viviendo en Bahía Blanca cuando yo nací. Pero tenía 2 o 3 meses cuando volvimos a Olavarría. Ahí pasé toda mi vida y aunque hoy estoy más tiempo en Tigre porque el deporte es mi prioridad, vuelvo cuando puedo”, contó quien sigue representando a Estudiantes, el club en el que se subió a un kayak por primera vez.
“Jugaba al rugby. Un día vi que estaban practicando canotaje y me acerqué, me alquilé un kayak y me gustó. Tenía 12 años. Ese verano pasaba las tardes en el club y me alquilaba el kayak con la plata que mi mamá me daba para comprar la merienda. Pero no le decía nada a ella porque sabía que le daba miedo que se me diera vuelta el bote o tuviera algún accidente. Después comencé en la escuelita y fui aprendiendo. A los dos o tres meses empecé a competir. En mi primera carrera me di vuelta, después terminé noveno y después séptimo en un campeonato provincial. Fui juntando cada vez más ganas”, recuerda. -¿Qué fue lo que más te atrajo del canotaje?
-Es diferente. Me encanta la sensación de estar arriba del kayak, en contacto con el agua, y tratar de ir cada vez más rápido. Y el hecho de esforzarte y ver los resultados de tu trabajo, también. La autosuperación es lo que más te motiva. Cuando arrancás, vas pasando por diferentes tipos de embarcación hasta llegar a la olímpica: el K1. Para mí ese proceso de ir cambiando la embarcación, cada vez más finita, más larga y más rápida, fue super entretenido y motivador.
Vernice se dedica exclusivamente al alto rendimiento. “Estoy becado por el ENARD y por la Secretaría de Deporte, y gracias a eso me puedo dedicar solamente al deporte. Uno busca la excelencia y contar con una beca es importantísimo. El canotaje es mi prioridad. El día que me retire me gustaría mirar para atrás y pensar que hice todo lo posible para lograr los objetivos que me fui planteando”, analizó el pibe que hizo historia en el canotaje argentino. Pero que va por más. ■