“Señor Presidente, provea a la Armada del líder que hoy no tiene”
Señor presidente Mauricio Macri, me dirijo a usted por su rol de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas que la Constitución Nacional le otorga ante el desgraciado accidente del Submarino ARA “San Juan”. Durante una semana, los argentinos fueron tomando conocimiento de la incertidumbre generada por la desaparición del submarino y amalgamándose en la preocupación por las vidas de sus 44 tripulantes, y en brindar gestos de apoyo y solidaridad a sus acongojados familiares. Dichos gestos se fueron extendiendo más allá de las fronteras, comunidad de submarinistas del mundo se hicieron presentes con sus mensajes, llamadas y video conferencias. Gobiernos de distintos países, en particular nuestros vecinos Chile y Brasil, y aquellos con Marinas que operan alrededor del mundo, como EE.UU. y Gran Bretaña, pusieron inmediatamente sus medios y recursos para colaborar en la búsqueda y rescate del submarino. La solidaridad y apoyo nacional, regional e internacional, fue inmediata.
Lamentablemente, durante esta angustiosa y trágica semana hubo un gran ausente, el Jefe de Estado Mayor de la Armada. Las situaciones críticas ponen en evidencia la capacidad de liderazgo de las personas. Los líderes que aparecieron espontáneamente representando a la Armada, fueron almirantes, oficiales superiores y oficiales jefes todos retirados, que llenaron el vacío de liderazgo. El vocero de la Armada cumplió un excelente papel comunicando, pero no es su líder, el almirantazgo lo es. El comandante naval es la autoridad a quien todos miran; quien inspira confianza a sus subordinados en la incertidumbre; quien debe preocuparse por la salud y el bienestar de sus subordinados; quien se debe preocupar por la adecuada preparación de los hombres y los medios para la misión primaria, que es la defensa de los intereses de la nación en el mar; es quien guía e inspira; es quien asume la responsabilidad y quien comparte el éxito con sus subordinados y se hace cargo de los fracasos. Para ello, el Comandante debe estar presente.
El objetivo de esta carta es pedirle a usted, señor Presidente, en su carácter de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, que en homenaje a los 44 jóvenes oficiales y suboficiales, provea a la Armada Argentina del líder que hoy no tiene. Esto dará garantía a los demás oficiales y suboficiales, quienes con absoluto desinterés dejaron la seguridad de sus bases para navegar en el medio de un temporal en búsqueda de sus camaradas, que tienen al Comandante que los guía, conduce, apoya y se preocupa por ellos y sus familias. Queda en usted restituirle a la Armada lo que no tiene, el líder que se merece. Mi sincero respeto a los familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA “San Juan”. Horacio Gómez Beret CAPITAN DE FRAGATA (RE). EX JEFE DE OPERACIONES. EX SEGUNDO COMANDANTE, EX COMANDANTE DEL SUBMARINO ARA “SAN JUAN” hjgomezberet@hotmail.com es que hay que hacer bien el “shopping”. Con arquitectura naval de perfil atómico y motores diesel del tiempo de la escarapela, los submarinos argentinos (únicos en su clase en el mundo) son obsoletos: cinco submarinos similares fueron pedidos y descartados en diferentes etapas de construcción. Cuando se informa entonces que con vistas a la próxima visita del G20 regresan a la Argentina, como “regalo” de Francia, nada menos que los Súper Etendard usados en la guerra de las Malvinas, sobran las razones para preocuparse. Leonardo Peusner leonardo.peusner@gmail.com • Veo con sumo agrado, como ciudadano argentino, la colaboración de muchos países, aun con algunos que estuvimos en guerra. Desde el Presidente, sus ministros, sus jefes, sus familiares, amigos y sociedad, están con ustedes, marinos nuestros. No hace falta una guerra, ustedes ya son héroes y estamos unidos por la camaradería y solidaridad. Guillermo Gómez guillepoligomez@yahoo.com.ar • El mundo se hizo eco de la tragedia en alta mar del submarino ARA San Juan. Acongojados e incrédulos asistimos a todos los últimos reportes periodísticos. La última noticia es que hubo una explosión. La desgracia es tan grande que vino al caso enumerar otras tragedias ocasionadas por inoperancia de los responsables del gobierno que no dispusieron en su momento las asignaciones presupuestarias que evitarían las tragedias, como la muerte de 53 ciudadanos en Once y muchos otros que han dejado duras huellas en nuestros corazones, que palpitan de dolor aún después del tiempo transcurrido.
Es por ello que deseo sacar del archivo algo que me impactó y aún hoy acude a mi mente. A grandes caracteres, las páginas de la prensa nos mostraban la tragedia de la ruta nacional 34 de Rosario, donde murieron 43 gendarmes aplastados por un colectivo donde viajaban y que venía de Santiago del Estero en 2015, para hacer frente a una manifestación piquetera, en la ciudad de Salta. Nunca más se supo si los responsables fueron enjuiciados. Por los marinos, he prendido velas blancas para guiar al submarino de vuelta a casa. Juan R. Bell belljuanroberto@yahoo.com.ar