Clarín

Sin consignas políticas, despiden los restos de Santiago Maldonado

La familia del tatuador recibió el saludo de los vecinos. Lo recordaron con anécdotas y mucho respeto.

- 25 DE MAYO. Jazmín Bullorini jbullorini@clarin.com

El movimiento de gente, sigiloso y constante, interrumpi­ó el silencio profundo de la siesta que, como en todo pueblo, en 25 de Mayo es sagrada. En el cruce de las calles 6 y 29 familiares, vecinos, amigos y viajeros se acercaron hasta entrada la noche a la Casa Serrano, para velar los restos de Santiago Maldonado.

Para una despedida íntima ingresaron primero sólo sus padres, Stella Maris Peloso y Enrique Maldonado, y más tarde se sumó su hermano Sergio los amigos y familiares más cercanos. Recién pasadas las 16, las puertas se abrieron a todos los que quisieran pasar. El único pedido fue respe- to: evitar consignas políticas y no ingresar con cámaras ni celulares.

Adentro, su abuela y su madre, estuvieron firmes, durante horas, al lado del cajón cerrado que encima mostraba la ya conocida foto del joven tatuador sonriendo.

“Vengo a saludarlos, son una familia respetada y querida acá. Buena gente y sus hijos también”, aseguraba una de las vecinas, que prefería no dar su nombre.

Su padre, municipal, y su madre, portera, son conocidos por todos en esta localidad de 35 mil habitantes, ubicada a 230 kilómetros de Capital, donde todavía el rostro del artesano empapela los árboles y postes de la plaza principal.

Acá, Maldonado es “El brujo” o “Lechu”. Las anécdotas lo describen como “un pibe callejero”, “antisistem­a”, “punky”, “el único loco que andaba en patineta en el pueblo” y sobre todo un tatuador y muralista. A la vuelta de donde es velado, una pared muestra una de sus pinturas, colorida, con animales, músicos y mensajes críticos hacia el sistema.

“Era vegetarian­o, re tranquilo, amaba la libertad. Curaba pajaritos, no le gustaba que los animales andaran atados o con correa”, cuenta un amigo. “Yo lo admiraba porque se había animado a vivir de una forma que a muchos nos gustaría pero no podemos”, cuenta Melisa, amiga de una ex novia suya de la infancia. “En un tiempo había alquilado un localcito y se había armado la carpa ahí. No usaba electricid­ad. Era cero consumo”, recuerda divertida. “No sé por qué se fue tan lejos. Para nosotros el Sur es el fin del mundo”, cuenta Raúl, otro vecino que se arrimó con su bicicleta. El pueblo no tiene líneas de colectivos.

Pero también llegaron foráneos, dispuestos a apoyar. Desde Mendoza, un grupo de mochileros anarquista­s viajó especialme­nte. Una de ellas había alojado a Santiago durante su estadía en esa provincia. Acamparon en la laguna, recorriero­n los murales e hicieron guardia junto a una bandera mapuche.

Sin embargo, la tarde transcurri­ó tranquila, sin gritos ni cantos. En contra de lo que se esperaba, tampoco hubo movilizaci­ones. Desde Capital se hicieron presentes algunos políticos. Entre ellos, Myriam Bregman y Nicolás del Caño del Frente de Izquierda, Vilma Ripoll, del MST, Victoria Donda, ahora parte del frente massista. “Santiago murió en una represión de las fuerzas de seguridad que debe ser investigad­a hasta el final”, señaló Del Caño. También estuvo la legislador­a kirchneris­ta Victoria Montenegro y el diputado de Unidad Ciudadana, Horacio Pietragala.

En la calle, un corazón formado con fotocopias con el rostro, que ya se hizo sello, de Maldonado. En los carteles, la consigna de “¿Dónde está Santiago?” fue reemplazad­a por otras: “No me olviden” y “Verdad y Justicia”.Sus restos serán enterrados en una ceremonia privada en el cementerio Parque Paraíso.

 ?? JORGE SANCHEZ ?? Dolor. Sergio Maldonado, el hermano de Santiago, ingresa ayer a la sala velatoria, en 25 de Mayo. Lo acompañaro­n amigos y vecinos.
JORGE SANCHEZ Dolor. Sergio Maldonado, el hermano de Santiago, ingresa ayer a la sala velatoria, en 25 de Mayo. Lo acompañaro­n amigos y vecinos.

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