Temer fue sometido a una angioplastia y estará varios días internado
Tenía obstrucciones en tres arterias coronarias. Podría cancelar su próximo viaje a Buenos Aires.
Todo parecía simple: el presidente brasileño Michel Temer apenas iría al hospital Sirio-Libanés de San Pablo para un cateterismo. Pero el cuadro resultó más complicado que el que se había informado previamente. En una intervención que comenzó el viernes por la noche y terminó ayer por la madrugada, el equipo del cardiólogo Roberto Kalil encontró tres obstrucciones; una de ellas en la coronaria descendente (de más de 90%) y otras dos en arterias secundarias. El mandatario deberá permanecer internado hasta mañana y por eso se suspendió la visita prevista del jefe de Estado boliviano Evo Morales.
Aunque el Palacio del Planalto buscó transmitir tranquilidad, al indicar que Temer, de 77años, podría volver a sus funciones el lunes mismo, los médicos informaron que el jefe de Estado “corrió riesgo de vida” por tratarse de una “enfermedad silenciosa”. Según el cardiólogo Kalil, “por eso las dolencias cardiovasculares están entre las que más matan en el mundo. Puedo tener una obstrucción grave y estar conversando con ustedes sin saberlo porque no tengo síntomas”.
Lo cierto es que las actividades presidenciales difícilmente sean retomadas de inmediato por el mandatario. En la intervención, los cirujanos colocaron dos stent; y la tercera arteria la desobstruyeron mediante el in- flado de una pequeña bola. La recuperación demandará un tiempo mínimo no menor a una semana. Con todo, no se sabe si los médicos autorizarán viajes aéreos inmediatos. Eso significaría que Temer no podría volar a Buenos Aires para la apertura de la conferencia de la Organización Mundial del Comercio prevista para el 10 de diciembre. El médico del Sirio-Libanés dijo que “las obstrucciones mayores a 70% exigen la revascularización vía cirugía o angioplastia. En el caso de Temer pasaban el 90%”.
El 25 octubre pasado, justo el día en que la Cámara de Diputados votó por no aceptar la denuncia de corrupción contra el jefe del Planalto, el gobernante tuvo que suspender un discurso por sentirse mal. Fue internado de inmediato en un hospital de Brasilia y luego transferido a San Pablo. Allí se informó que había sufrido un problema de “obstrucción de la próstata”. Pero eso fue una intervención menor, “sólo aliviar un sufrimiento”, dijo el urólogo Miguel Srougi. Aquel día, en los pasillos del Parlamento corrieron diversas versiones: la más mencionada fue que el presidente había tenido un “infarto”. Temer abandonó el hospital casi de inmediato y el rumor quedó descartado. Pero debió ser reemplazado en las negociaciones con los diputados para conseguir los votos que lo libraran de un juicio político. Fueron sus adláteres quienes tuvieron que continuar las “conversaciones” con los parlamentarios para convencerlos de votar contra la investigación de las denuncias. ■