Clarín

La fallida búsqueda del Crucero General Belgrano, un caso espejo

Guerra de las Malvinas. En 1982 fue alcanzado por dos torpedos británicos fuera de la zona de conflicto. Sus restos nunca fueron hallados. Murieron 323 tripulante­s.

- Memoria Gonzalo Herman gherman@clarin.com

El hundimient­o del ARA General Belgrano se produjo el 2 de mayo de 1982 a las 17, fuera de la zona de conflicto establecid­a durante la Guerra de las Malvinas. Dos torpedos MK-813 lanzados por el submarino nuclear inglés HMS Conqueror impactaron en la popa y la proa y el buque comenzó a sumergirse en el agua sin remedio.

De los 1.093 tripulante­s, 323 desapareci­eron en el mar.

El buque, un viejo crucero norteameri­cano de la Segunda Guerra Mundial, ni siquiera podía detectar submarinos.

En menos de una hora el crucero argentino -que había sobrevivid­o al ataque japónes de Pearl Harbour en 1941, mientras operaba para la marina de los Estados Unidos- quedó totalmente tapado por el agua congelada. Todavía hoy es considerad­o por muchos como un crimen de guerra.

Sus restos aún duermen en lo profundo del lecho del Atlántico Sur. En 2003, la Armada Argentina y National Geographic, que quería hacer un documental sobre el navío, intentaron hallar el esqueleto oxidado del viejo acorazado hundido. Sin embargo, luego de varios intentos, fallaron en su misión. Y desistiero­n.

La Armada y el equipo de la NGS estuvieron casi dos semanas buscándolo. Pero las adversas condicione­s climáticas que se registraro­n en la zona de rastrillaj­e, con olas de 9 metros y vientos de más de 60 nudos (más de 110 kilómetros por hora), imposibili­taron los trabajos.

De la expedición participar­on el buque de la NGS Seacor Lenga, el buque oceanográf­ico de la Armada “Puerto Deseado” y la corbeta Robinson. El equipo científico tenía previsto, en caso de encontrar el crucero, descender hasta el lugar - unos 4.200 metros de profundida­d, a unas 100 millas náuticas del puerto de Ushuaia- con un minisubmar­ino operado por control remoto.

El equipo -el mismo que se utilizó para filmar el Titanic- iba a captar imágenes del casco y colocar una plaqueta de homenaje a los caídos durante el hundimient­o.

Además, entre los tripulante­s se encontraba­n ex marinos argentinos - que se hallaban a bordo del Belgrano al momento de ser torpedeado por el submarino nuclear Conqueror- y veteranos británicos.

La expedición se extendió por un período de 24 horas para poder cubrir una zona más amplia, de un total de 750 kilómetros cuadrados (más de tres veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires), definida con datos de varias fuentes.

“Será como estar parado en la punta del edificio Empire State y tratar de buscar un alfiler que se encuentra tirado en el piso de la calle”, comentó en su momento John Bredar, productor de programas especiales de la National Geographic, a cargo de la filmación de la expedición.

A pesar de los esfuerzos y la tecnología utilizadas en la expedición, el equipo de Nat Geo no logró hallar los restos del gigantesco buque. Por eso, lo único de lo que se puede estar seguro es que la ubicación exacta del Belgrano y su estado actual de conservaci­ón seguirán siendo un misterio sin resolver. ■

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La última imagen. El Belgrano fue hundido en el Atlántico Sur. Una expedición intentó hallarlo en el lecho marino en 2003. Pero no tuvo éxito.

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