Superar la final perdida y mantener el protagonismo con un menor presupuesto
Sand está seguro hasta junio. En caso de que se vaya Almirón, como todo sugiere, Carboni será su reemplazante.
Después del golpe, la reconstrucción. Lanús sabe de qué se trata. Lo demostró en los últimos 40 años. Ahora el desafío es diferente, es animico. Tuvo la gloria en sus manos, la posibilidad de jugar el Mundial de Clubes en Abu Dabi, Emiratos Arabes Unidos; la chance de disputar la Recopa Sudamericana y asegurarse la participación en la próxima Libertadores. Más allá de los méritos por haber llegado hasta la última instancia, la derrota en la final copera obliga a la dirigencia y al plantel a resignificar el 2018. Es el otro partido que deberá disputar el Granate de aquí en adelante: un partido anímico.
El primer cambio que se vislumbra es el del entrenador. El contrato de Jorge Almirón finaliza en junio de 2017, pero ya lo tentaron de otros equipos, entre ellos, San Lorenzo. “Si él quiere seguir, sería un halago. Es el técnico más ganador de la historia y potenció mucho a los jugadores”, reiteró ayer Nicolás Russo. Almirón llegó a Lanús en diciembre de 2015 y desde entonces dirigió 79 encuentros, ganó 41, empató 14 y perdió 24 (57 % de efectividad). Fue campeón del torneo de Primera División 2016, de la Copa Bicentenario 2016 y de la Supercopa Argentina 2017. Con un flojo arranque en la Superliga (tiene 12 puntos y está en el 20° puesto) y con la Sudamericana como única motivación para 2018, el futuro del técnico es, por estas horas, incierto. “Mi continuidad no depende de un resultado, sino de lo que piense la dirigencia a futuro. Y de cuáles serán los objetivos para el año próximo, si se serán vendidos muchos jugadores y si llegarán refuerzos”, aseguró Almirón antes de las finales. Para este tema, la dirigencia ya tiene plan A. “El día que Almirón no siga en el club, ya sabemos que Ezequiel Carboni lo reemplazará”, ratificó ayer Russo en una charla con el programa Jogo Bonito.
Lo mismo sucede con varios referentes del plantel: José Sand, Maximiliano Velázquez y Lautaro Acosta. El Pepe tiene 37 años (marcó un récord para un goleador de Libertadores) y tiene contrato hasta junio de 2018. Maxi, el capitán, también anda por los 37, pero su vínculo finaliza ahora en diciembre. El Laucha, más joven ya que en marzo recién cumplirá 30, tiene ofertas del exterior pero ya manifestó que su deseo es seguir en el club de toda su vida, que el próximo 3 de enero le brindará un homenaje transformado en estatua. Los otros veteranos del plantel son Germán Denis (36) y Román Martínez (34). Ambos tienen contrato vigente hasta junio de 2018.
El presidente Russo ya avisó: “Ahora hay que bajar el presupuesto”. Sin resignar competitividad, aprovecharán para vender a algunos jugadores y también para sacarse de encima contratos altos. Russo reconoció que durante el año rechazaron varias ofertas porque la priori-
dad era la Copa, pero que ahora no le van a cortar la carrera a nadie. De los tres arqueros, Esteban Andrada, Fernando Monetti y Matías Ibáñez (lesionado), quedarán dos. Boca está detrás de José Luis Gómez, quien dolido por su error en la final amenazó con dejar el fútbol. Continúe o no en el club, lo quiera ahora o no Boca, una de las tareas será recuperarle la confianza al joven lateral. A Alejando Silva lo siguen de cerca del PSV Eindhoven de Holanda (también al pibe Gómez) e Iván Marcone ya había manifestado que tras la final definía su futuro.
Más allá de todas las decisiones que se tomarán durante diciembre, el futuro inmediato para la gente de Lanús son los próximos partidos de la Superliga. El lunes 4 recibirá a Vélez y cerrará el año el lunes 11 ante Chacarita en San Martín (también tiene pendiente el choque con Godoy Cruz). Serán los primeros pasos para la reconstrucción anímica. ■