Goffin y una lista incómoda
En los últimos años ignorada pero siempre anhelada por los grandes jugadores de todos los tiempos -de antes y de ahora-, la Copa Davis muestra en su historia una muy amplia cantidad de grandes tenistas que no pudieron inscribir su nombre en alguna de las imponentes tres bases de madera sobre las que se apoya la famosa Ensaladera. El belga David Goffin, séptimo en el ranking mundial, es el último ejemplo. Aunque lo suyo es aún más elocuente: el fin de semana, en Lille, ganó sus dos singles sin ceder un set frente a los franceses Lucas Pouille y JoWilfried Tsonga pero así y todo terminó perdiendo su segunda final en tres años.
El rumano Ilie Nastase es el caso más representativo. Campeón de dos Grand Slams y primer número 1 de la historia, formó una dupla potente con Ion Tiriac y fue tres veces finalista de la Davis. Pero Estados Unidos, de la mano de Stan Smith, se encargó de frustar su sueño. Dos argentinos integran esa lista: Guillermo Vilas (finalista en 1981, el marplatense es el compatriota con mayor cantidad de victorias en la Davis: 57) y David Nalbandian (jugó las definiciones de 2006, 2008 y 2011) tampoco la pudieron ganar. Lo mismo pasó con campeones de Grand Slams como el ecuatoriano Andrés Gómez, el sudafricano Johan Kriek, el holandés Richard Krajicek y el austríaco Thomas Muster, por dar sólo un puñado de ejemplos.
Otro nombre muy potente es el de Yannick Noah, quien viene de ganar como capitán su tercera Davis pero jamás la pudo levantar como jugador tras disputar 61 partidos (record de 39-22) y llevar a Francia a la final de 1982 y a las semifinales de 1983 y 1988. Otro que llevó casi en soledad a Brasil a las semifinales de 2000 fue Gustavo Kuerten.
De los top ten actuales sólo Rafael Nadal, Roger Federer y Stan Wawrinka obtuvieron la Davis. El resto aún tiene este ítem como cuenta pendiente. Y algunos, como el búlgaro Grigor Dimitrov o el austríaco Dominic Thiem, están en serios problemas al no tener compatriotas ideales para acompañarlos en el intento. Al menos por ahora. ■
Otro que llevó casi en soledad a Brasil a las semifinales de 2000 fue Gustavo Kuerten.