Clarín

Después de 6 días los mapuches aceptaron la inspección del predio

Lo hicieron en la Mesa de Diálogo. Se sospecha que en la escena del crimen ya no habría pruebas para peritar.

- Martín Bravo mbravo@clarin.com

La foto de Rafael Nahuel aparece sobre una improvisad­a tranquera de ramas, alambre y nylon negro, a unos 30 metros de la ruta 40 a la altura de Villa Mascardi, en el sendero para subir la picada al Mirador de los Piojos. Más arriba se advierte el humo del primero de los puestos montados por integrante­s del Lof Lafken Winkul Mapu, decididos a resistir el desalojo ordenado por el juez federal Gustavo Villanueva, en el que el sábado en su capítulo más violento murió el joven de 22 años.

A 35 kilómetros, en la mesa de diálogo articulada por el obispo de esta ciudad Juan José Chaparro, quedó constancia en un acta firmada por los representa­ntes de esa comunidad y otras mapuches la aceptación del ingreso al predio para la inspección ocular por parte de los peritos judiciales, para determinar si existió un enfrentami­ento y si los integrante­s del Lof Lafken dispararon armas de fuego, como comunicó el Gobierno de manera oficial.

"La primera preocupaci­ón es el esclarecim­iento del asesinato de Ra- fael Nahuel", quedó incorporad­o al acta de la reunión en la sede de la Universida­d del Comahue, de la que a su vez participar­on miembros de organizaci­ones sociales y por el Gobierno la titular del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Jimena Psathakis.

Marcos Peña -jefe de Gabinete- y otros funcionari­os habían advertido sobre el riesgo de que se perdieran pruebas por la demora en las pericias. El duelo de cuatro días pedido por la comunidad y inicio de la reunión de ministros de Economía del G-20 en esta ciudad confluyero­n para la postergaci­ón, según fuentes oficiales. A casi una semana de la muerte, el ingreso al predio sigue sin definición. "Sólo van a entrar si el juez garantiza las condicione­s. Las fuerzas no van a subordinar­se a ningún poder fáctico", dijo en diálogo con Clarín un funcionari­o del Gabinete abocado al caso.

Nahuel murió de un disparo de bala nueve milímetros que le ingresó por el glúteo izquierdo, comprometi­ó órganos vitales y quedó alojada en la axila derecha, en la acción represiva del Grupo Albatros de Gendarmerí­a ordenada por Villanueva. "No fue un enfrentami­ento, fue una represión y un asesinato. No encontraro­n una sola prueba que avale esa versión", dijo a este diario Cristina Marín, miembro del Parlamento del Pueblo Mapuche de Río Negro.

En paralelo a la mesa de diálogo, los representa­ntes de las comunidade­s discuten una propuesta que para Villa Mascardi incluye un reclamo de "reconocimi­ento territoria­l" de unas 500 hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en el predio que intentó desalojar Prefectura, confirmó a Clarín uno de los miembros de la mesa. Otro relativizó la cifra y refirió que comprender­á la zona tomada y hacia arriba, en la montaña.

El Gobierno mantuvo su postura de que el terreno quede desalojado como condición para iniciar una negociació­n. Psathakis lo ratificó en la mesa de diálogo y fue consignado en el acta: "El INAI expresa la importanci­a que para avanzar en una solución de fondo en el conflicto por medio del diálogo, la comunidad debe retirarse del territorio y estar sujeto a derecho". Y no asistió ningún representa­nte de Parques Nacionales, como habían pedido los mapuches.

Nadie puede precisar cuántos integrante­s del Lof Lafken permanecen en el predio, un bosque frondoso -dominado por cipreses y coihues, coloreado por el amarillo del amancay y el azulado de la lavanda- con accesos por otros senderos más allá de la ruta 40.

“Entre siete y nueve familias directas de la machi”, estimó uno de los representa­ntes en referencia a Betiana, de 16 años y considerad­a una guía espiritual, una de las instaladas en la toma. Otro grupo de no mapuches acampa abajo, entre la ruta y el lago Mascardi. Piden no ser nombrados, salvo dos que se presentan como integrante­s del Observator­io Mar. Otros dos se acercan a la tranquera y llaman con sonidos de pájaros. Al rato baja un encapuchad­o. A unos 300 metros, el escenario tenso se completa con una veintena de policías y gendarmes con cinco camionetas sobre la banquina, uno de los turnos de la guardia permanente de las fuerzas de seguridad.

Entre los dos sitios yace un hotel abandonado, con sus puertas abiertas y luces prendidas durante el día. Afuera un perro, una gata con cría y gallinas buscan comida entre bolsas rotas de basura. Las instalacio­nes ahora pertenecen a Parques Nacionales, con el proyecto de convertirl­as en una escuela para guardaparq­ues, pero su cuidador, un hombre de unos 60 años, fue trasladado a otra zona después de dar aviso de la toma de los mapuches, a unos 100 metros montaña arriba. ■

Los mapuches reclaman un “reconocimi­ento territoria­l” de cerca de 500 hectáreas.

 ?? MARIO QUINTEROS ?? Foto. Parte del predio tomado por los mapuches, en Villa Mascardi. Colgaron un cartel con la imagen de Nahuel.
MARIO QUINTEROS Foto. Parte del predio tomado por los mapuches, en Villa Mascardi. Colgaron un cartel con la imagen de Nahuel.

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