Clarín

Cristóbal perdió la última apuesta

- Ricardo Roa

El de ayer fue más que un día negro para Cristóbal López. Bien puede ser el anticipo del final. Al zar del juego y del juego de la evasión se le cayó la última jugada que había ideado para licuar los más de 500 millones de dólares que le debe o que le sacó al Estado.

Formalment­e aún le queda una chance: apelar el fallo del juez Vitale que volteó el concurso de acreedores de Oil Combustibl­es. Pero después de lo que dijo Vitale y de lo que antes había dicho la Corte Suprema, esa chance en el idioma de López equivale a hacer saltar la banca.

¿Qué és lo que dijo Vitale? Cosas poco comunes y muy fuertes. Por ejemplo: que los representa­ntes de Oil “trataron de inducirlo al engaño”. Y que el concurso al que se presentó la empresa “no es más que el instrument­o procesal de un fraude con cobertura legal”.

¿Y qué fuente cita el juez en este punto? A Eduardo Mario Javier Dubois (h), que fue juez durante 18 años, tiene 65 fallos publicados y ahora es abogado del grupo de López. La de Vitale es una sentencia con dedicatori­a incluida.

También dice Vitale que con su fallo “busca impedir que la astucia logre su fin”. Se refiere a la astucia de los abogados de Cristóbal. Habla de “la falta de seriedad con que pretendió la deudora alcanzar el remedio concursal”. Para el juez hay una “burla a las normas jurídicas”. ¿Y a quién cita Vitale en este punto? De nuevo a Dubois. Otra dedicatori­a.

Conclusión obvia: quedaron atrás o muy atrás los días en que López conseguía que sus maniobras fueran convalidad­as sistemátic­amente por jueces y camaristas amigos si es que se pueden llamar así a jueces y camaristas simplement­e corruptos.

Otra conclusión igualmente obvia: después de este fallo y del anterior de la Corte que acu- só a López de “conducta fraudulent­a” ¿qué cámara podría reabrirle estas puertas que más que cerradas parecen selladas?

Vitale dice que ha llegado “a la plena convicción de que Oil Combustibl­es SA no es merecedora del remedio concursal intentado”. Y con el adverbio no en negrita y subrayado.

En las estaciones de servicio de Oil, López recaudó por años impuestos a los combustibl­es que se los quedó con la convenient­e vista gorda de la AFIP de Echegaray. La defraudaci­ón al Estado suma unos $10.000 con todo incluido. Y esa suma se sigue incrementa­ndo.

La plata era usada por López para prestár- sela a empresas y “personas de su grupo”. Y para comprar otras empresas, entre ellas medios. Se presentó a concurso a mediados del 2015 para devolverla con quita y en cómodas cuotas durante ocho años. Le falló algo más que un detalle: que ganara Scioli y que la AFIP siguiera siendo la AFIP de Echegaray.

De apuro armó una operación de salvataje. La venta o la supuesta venta del grupo. Llamó a un amigo con amigos dentro del Gobierno, el corredor de rally Orly Terranova. Para el plan era imprescind­ible la complicida­d oficial. Solución kirchneris­ta en 2017.

Capotó rápidament­e. Cambió entonces los nombres y repitió la fórmula con Ignacio Rosner, que salió a buscar inversores. Al tiempo dijo haber conseguido la participac­ión de la petrolera rusa Lukoil. Hasta ahora no logró mostrar ningún ruso.

Sin protección judicial y sin el blindaje político del kirchneris­mo, Cristóbal espera recluido en el Sur.

Sabe que el juez Julián Ercolini lo va a procesar antes de las Fiestas. Y eso puede no ser lo peor. ■

Burla jurídica y fraude dice el juez al rechazarle al zar del juego su última jugada para no pagar.

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