Clarín

Unánime rechazo de los países árabes y europeos y solitario elogio de Israel

Advierten que puede desencaden­ar un caos en la región. Hamas dijo que Trump “abrió las puertas del infierno”.

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La controvert­ida jugada política de la administra­ción de Donald Trump en Oriente Medio, cambiando el delicado estatus de Jerusalén, levantó una ola de críticas tanto de los países árabes y musulmanes como de gobiernos europeos, que temen un nuevo infierno en la región. El único que respaldó la decisión fue el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que la calificó de “histórica”.

Para el mandatario israelí, que agradeció enfáticame­nte a Trump, la decisión es “un hito en el reconocimi­ento de los derechos del pueblo judío a nuestra tierra y un hito en nuestro camino a la paz”.

Nadie más vio la medida de esa manera. Por el contrario, desde Europa a todo el arco árabe hubo un repudio absoluto, y una advertenci­a sobre las consecuenc­ias que puede acarrear.

Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional de Palestina, dijo que “viola todas las resolucion­es y acuerdos internacio­nales” y que anima a Israel a “seguir con la política de ocupación, asentamien­to y limpieza étnica”. El líder palestino advirtió que esta medida, además de ser un “premio” inmerecido a Israel, sólo sirve a los intereses de los grupos extremista­s en Oriente Medio que consideran “el conflicto en la región como una guerra religiosa”. Luego informó que había pedido a la delegación palestina abandonar Washington y regresar a casa.

El secretario general de la Organizaci­ón para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erakat, después de alertar que “esto sumirá a toda la región en el caos”, dijo que el reconocimi­ento de Jerusalén como capital de Israel priva a EE.UU. de ejercer cualquier papel en el proceso de paz. “Como jefe palestino negociador, ¿cómo podría sentarme con esa gente si me están diciendo que Jerusalén será la fu- tura capital de Israel?”, se preguntó.

Hamas, el movimiento islámico palestino que gobierna Gaza, fue mucho más duro. Advirtió que Trump “abrió las puertas del infierno” al adoptar esa postura, anticipand­o las violentas reacciones que puede haber en los territorio­s ocupados. Irán, la potencia shiíta en la región, sostuvo que “esta decisión irracional y provocador­a llevará a otra Intifada, así como a más extremismo y violencia”, y llama a la comunidad internacio­nal a unirse y oponerse a la nueva política de Washington.

El gobierno turco, un integrante de la OTAN, calificó de irresponsa­ble e ilegal el anuncio de Trump. “Condenamos la irresponsa­ble declaració­n de la administra­ción estadounid­ense. La decisión va contra la ley internacio­nal e importante­s resolucion­es de Naciones Unidas”, afirmó en Twitter el ministro turco de Relaciones exteriores, Mevlut Cavusoglu.

Jordania, custodio de los lugares santos musulmanes en Jerusalén Este, consideró que es una “violación a la legitimida­d internacio­nal” porque vulnera “el documento de la ONU que establece que el estatus de Jerusalén debe decidirse mediante negociacio­nes”. “Jordania rechaza esta decisión que solo avivará la tensión y perpetuará la ocupación”, sentenció el ministro para Asuntos de Medios de Informació­n, Mohamed Momani.

Egipto, el único país árabe junto a Jordania que firmó un tratado de paz con Israel y con el que mantiene relaciones diplomátic­as, dijo que estaba “extremadam­ente preocupado por el potencial de repercusio­nes para la

estabilida­d regional”.

El titular de la ONU, Antonio Guterres, resaltó que “el estatus final de Jerusalén es algo que debe ser resuelto mediante negociacio­nes directas entre las dos partes” a partir de las resolucion­es del organismo. Y que medidas “unilateral­es” como ésta “podría poner en peligro la posibilida­d de la paz entre israelíes y palestinos”.

Gran Bretaña, con rancia diplomacia, marcó una línea divisoria. “Discrepamo­s con la decisión estadounid­ense. Creemos que es de poca ayuda en lo que respecta a la perspectiv­a de paz en la región”, expresó el gobierno de Theresa May en un comunicado.

El presidente francés Emmanuel Macron, más directo, tildó de “desafortun­ada” y de “lamentable” la medida de Trump. “Es una decisión desafortun­ada, Francia no la aprueba, y contradice el derecho internacio­nal y las resolucion­es del Consejo de Seguridad de la ONU”, sostuvo. ■

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