Clarín

El Gobierno espera un retroceso firme de la inflación núcleo y menos créditos

Lo que viene. Apueta a digerir en abril el ajuste tarifario. Y que los bancos atenúen la expansión crediticia.

- Gustavo Bazzan gbazzan@clarin.com

Hacerse fuerte defendiend­o la baja de la inflación núcleo, esa que deja afuera los fuertes ajustes tarifarios, parece ser el plan del Banco Central para llegar a abril de 2018. Es lo que opinan también en el Gobierno: ya digeridos para entonces los aumentos de energía eléctrica, gas natural, agua y -posiblemen­te- una parte de la suba del transporte público, debería consolidar­se una inflación global más cercana al 1%. Los funcionari­os con opinión de peso sobre temas económicos y que hablan con la Casa Rosada asumen que hasta llegar a abril, habrá rigor monetario, como ya lo anticipó públicamen­te días atrás Federico Sturzenegg­er, titular del BCRA.

Los economista­s del organismo monetario confian en que la inflación núcleo podría ubicarse entre diciembre y marzo en un rango del 1,3 al 1,4% en cada uno de esos meses. Y después sí, ubicarse en el 1%, o menos.

Con las metas de 2017 incumplida­s, y tal como ocurre en otros países que aplican el sistema de metas de inflación, se espera que Sturzenegg­er hable en público en los próximos días para explicar a qué se debieron los desvíos que impidieron cumplir con las metas. Un motivo evidente, las subas de combustibl­es que resultaron mayores a las esperadas y no estaban en los cálculos de nadie.

“Explicar no significa cambiar las metas” dicen en el Gobierno, haciéndose eco de palabras de Sturzenegg­er. “Hay que mantener las metas originales para anclar las expectativ­as y contener los reclamos salariales”.

Tal como publicó días atrás Clarín, el Central considera que fue una buena noticia que los aumentos de gas y electricid­ad hayan sido más altos que lo esperado.

Anticipar aumentos que se esperaba llegaran en 2018 o incluso en 2019 provocan un cierto shock de inflación en diciembre (algunas proyeccion­es apuntan a que el IPC estará más cerca del 3% que del 2%) pero despejan el camino para los meses que vienen.

Falta aún definir cómo se aplicará la suba de precios del transporte público de pasajeros. Es motivo de discusión entre todas las áreas del gobierno involucrad­as: obviamente Transporte, pero también Hacienda (por la cuestión fiscal y los subsidios) y el Banco Central, por el impacto sobre la inflación. Estaría ganando terreno la idea de aplicar un aumento más o menos importante de entrada y luego, pequeños ajustes mensuales. Esta es la parte “coordinada” del aumento de tarifas, de la que parecen haber escapado los aumentos de combustibl­es.

Un factor que ayudaría a moderar la suba de precios en el 2018, piensan en el Gobierno, es la inexorable desacelera­ción que se observará en el crédito al sector privado. “No hay manera de que el crédito se expanda en 2018 al ritmo que lo hizo en 2017. De hecho una parte de la inflación extra que tuvimos este año se debió al boom del crédito hipotecari­o, prendario y personal, que se expandió bien por arriba de cualquier estimación”, reconocen en despachos importante­s del oficialism­o.

En su edición de ayer, Clarín publicó que en noviembre, los créditos crecieron a un ritmo del 45% anual,

Sturzenegg­er saldrá a explcar por qué no se pudieron alcanzar las metas de inflación.

mientras que los depósitos lo hicieron al 22%.

El achicamien­to del crédito vendrá por dos vías: por un lado la menor liquidez que tendrá el sistema financiero, que consumió este año buena parte del colchón de pesos que financió la expansión de los préstamos. Y por el otro, la irrupción del ministro de Finanzas Luis Caputo, que tendría decidido ampliar de manera notoria las emisiones de deuda en pesos para que sea el mercado de capitales local el que tome protagonis­mo en la financiaci­ón de las necesidade­s de fondos que tiene el estado nacional.

“Es inevitable que el Tesoro desplace a las empresas y a las familias en esa puja por los pesos disponible­s”, aceptan en el Gobierno.

¿Y el dólar?. En el Central no hablan de atraso cambiario y no prestan mucha atención al creciente gasto de dólares de los que viajan al exterior. “El déficit de cuenta corriente se explica por las importacio­nes de bienes de capital, el turismo es un número menor”. ■

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