Cristina se defendió con respaldo K y vinculó a Macri con Bonadio
Denunció una “persecución” y dijo que el Pacto con Irán fue un acto de “política exterior”.
En un acto sin parangón en los últimos años en la Cámara de Diputados, Cristina Kirchner habló frente a docenas de cámaras de televisión y periodistas -y hasta se animó a responder preguntaspara replicar el procesamiento y pedido de desafuero del juez Claudio Bonadio en la causa por el pacto con Irán.
La ex presidenta hizo una defensa política y volvió sobre la denuncia de “una persecución”, estrategia a la que ha apelado tanto en esta causa como en las que afronta por presuntos negociados, corrupción y lavado de dine- ro con sus empresas hoteleras. En esta línea, sostuvo que el memorando con Irán fue “un acto de política exterior”, una decisión “no judiciable” y calificó el fallo de Bonadio de “disparate jurídico”.
Pasó luego al ataque: “Macri es el máximo responsable de una organización política y judicial para perseguir a la oposición. Macri es el director de la orquesta y Bonadio ejecuta la partitura judicial”. Y sostuvo que el Presidente “sabe que es una causa inventada y que no hay delito”.
La conferencia de prensa de la senadora electa se hizo en las oficinas del jefe de la bancada del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, en el tercer piso del palacio del Congreso. Desde diciembre de 2015, perdida la Casa Rosada y el gobierno de la Provincia, el espacio institucional más importante que le queda al FPV.
Cristina estuvo flanqueada por Rossi y por el sanjuanino José Luis Gioja, quien a mediados de 2016 fracasó en su plan de promover una “gran” ruptura del PJ con los K pero se terminó abrazando empujado por la interna en su provincia con el gobernador Sergio Uñac, dialoguista con el Gobierno. En ese “olimpo” de pocas sillas junto a la ex mandataria se sentaron también el diputado electo Fernando Espinoza; la intendenta de La Matanza Verónica Magario; el de Avellaneda, Jorge Ferraresi; la senadora chaqueña María Inés Pilatti Vergara, muy activa con su abanico; y la ultrakirchnerista decana de Periodismo de la Universidad de La Plata, Florencia Saintout. Entre esos elegidos -nadie llegó allí de casualidadhubo una rareza: Alicia Sánchez, la esposa de Luis D’Elía, otro de los detenidos ayer.
Casi una foto de tiempos pasados, de pie o sentados en la platea en el salón atestado estuvieron Daniel Scioli (diputado electo), su ex vicegobernador Gabriel Mariotto, el ex titular de la Afsca Martín Sabbatella, el ex titular de Diputados Julián Domínguez, y entre otros los diputados Axel Kicillof, Diana Conti, Carlos Castagneto, Josefina González, Leopoldo Moreau, Andrés Larroque (otro de los procesados), Edgardo Depetri, Hugo Yasky, y Héctor Recalde, que hasta el domingo es en los papeles el jefe del bloque. Entre pocos intendentes, se vio a Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas). Hubo presencias extra K: Aníbal Ibarra, la diputada Alcira Argumedo (Proyecto Sur, que termina su mandato) y llamativamente, la dirigente del MST, Vilma Ripoll.
Cristina se mostró despojada en relación con sus habituales despliegues de vestuario y alta peluquería: blusa blanca, pelo recogido con una simple hebilla. Contestó “posiblemente” cuando se le preguntó si podría recurrir a organismos internacionales. “Lo que hicimos, además de favorecer que se pudiera tomar declaración a los acusados (de la voladura de la AMIA), era actuar en el marco del derecho internacional”, defendió el memorando que nunca fue ratificado por Irán y, en Argentina, aunque fue aprobado en el Congreso, fue declarado inconstitucional por la Justicia.
Ella, que hizo de las alusiones a “la Patria” un leitmotiv de sus discursos de tintes épicos, pareció mostrarse dolida de que la acusación del juez fuera justamente por “traición a la Patria”. Contestó con humor cuando se le preguntó si había impartido “órdenes secretas” para favorecer a los iraníes y cuestionó que hubiera medios presentes en Río Gallegos cuando se detuvo a su ex secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini.
La indignación ante el fallo de Bonadio podía palparse en el aire entre los legisladores y dirigentes cristinistas. El momento ciertamente dramático no fue obstáculo para algunos aplausos como remate de respuestas de la ex mandataria y risas ante sus ocurrencias, al estilo de las viejas épocas en la Casa Rosada. ■