Clarín

Entre Macri y Cristina, el peronismo está cada vez más lejos de la “unidad”

El episodio Bonadio mostró un efímero acercamien­to pero se consolidó la división entre el PJ territoria­l y los K.

- Pablo Ibañez pibanez@clarin.com

El pedido de detención de Claudio Bonadío escenificó, por un rato nomas, el imaginario de la unidad. Pero el peronismo terminó de escribir, justo antes de esa coreografí­a judicial, los términos de su divorcio de hecho con Cristina Kirchner. "Novios en casas separadas", ensayó la ironía un operador K para sacarle densidad a un fenómeno recurrente: en todos los rings legislativ­os, el PJ territoria­l armó bloques separados de la tropa K.

El traspié final ocurrió horas antes del raid de detencione­s que dispuso Bonadío. El miércoles, Miguel Angel Pichetto formalizó lo que había anticipado hacía semanas y Cristina se negaba a admitir: que no la incluiría en la bancada del PJ.

Ese trazo confeccion­ó el mapa político del Congreso y las legislatur­as donde los gobernador­es e intendente­s, jefes con territorio, tomaron distancia del sello K y se apartaron de la jefatura de Cristina. La unidad peronista tiene rango, casi, de entidad mitológica.

Nada, en la política y en el peronismo, es terminal pero la foto de fines de 2017 muestra en una trinchera a diez gobernador­es del PJ y en otra a Cristina con unos pocos aliados con dominio propio. Los gobernador­es - que se refugian bajo un paraguas simbólico, el interbloqu­e llamado Argentina Federal- no son homogéneos pero los unifica una postura política: despegarse de la ex presidente.

"Podemos coincidir en leyes y en el recinto pero en términos políticos vamos por caminos separados", marcó la cancha Pablo Kosiner, el salteño que presidirá el Bloque Justiciali­sta (BJ) Sergio Uñac, de San Juan, se sumó sobre la hora, y visibilizó una división con José Luis Gioja, que se quedó en el bloque K. El cordobés Juan Schiaretti empujó mucho en esa dirección.

Uñac, al igual que Juan Manzur, de Tucumán, no querían meterse en el BJ, que en su origen fue patrocinad­o por Juan Manuel Urtubey, porque lo venían "demasiado amarillo". El interbloqu­e, una figura bastante laxa, sirve como atajo para dejar pendientes cuestiones de cartel y empatía entre los caciques peronistas.

Ese club juntó 35 diputados contra 66 de Cristina pero, en Casa Rosada y en el PJ, especulan que algunos legislador­es migrarán, sino saltan de un bloque a otro, a quizá posiciones intermedia­s.

Citan dos casos. Los catamarque- ños: Lucía Corpacci fue al bloque K más por una pelea de entrecasa con Urtubey y Dalmacio Mera que por una pertenenci­a nacional. Los formoseños fueron duales: Gildo Insfrán sentó a sus senadores en el Bloque Justiciali­sta y a sus 4 diputados en el FpV.

Esta semana, se trata en comisiones la reforma previsiona­l con el plan de aprobarla la que viene. Será el debut del interbloqu­e de gobernador­es que firmó el Pacto Fiscal consintien­do la modificaci­ón a la fórmula de actualizac­ión de las jubilacion­es que rebaja los haberes.

En Buenos Aires -donde Cristina fue candidata y armó la lista de diputados nacionales- la mayoría de los alcaldes peronistas se juntaron en una bancada, separada y autónoma de Unidad Ciudadana, donde la decana de Periodismo de La Plata, Florencia Saintout, fue entronizad­a como jefa.

El caso bonaerense aporta, deslizan a Clarín desde el PJ, una especie de cláusula gatillo según la cual el divorcio fue de mutuo acuerdo y, en teoría, beneficios­o para ambos: los alcaldes arman una bancada para empatizar con Cambiemos y sacar provecho -o cubrir necesidade­s en sus distritos- mientras el scrum K, opositor irreversib­le, rechazará todo lo que proponga María Eugenia VIdal.

¿Cuáles serían los términos del acuerdo entre las dos tribus peronistas?: los K no lapidarán al PJ negociador por ser concesivos, y estos serían solidarios con el kirchneris­mo sometido al desierto presupuest­ario.

Esa convivenci­a estará sometida al paso del tiempo y a la instrument­ación. Parece fácil pero Manuel Mosca, el hombre de Vidal en Diputados, pareció ordenar como un demiurgo una constelaci­ón de cinco bloques de raíz peronista: los K, los intendente­s, el mas sismo, Jo sé Ottavis con su Peron ismoK ir ch nerist ay el evitismora­ndazzista que retiene dos bancas.

Cambiemos controla 44 manos de un quórum de 47. Si negocia algún faltazo de bloques chicos, se garantiza la mayoría sin forzar a sus aliados ausentes a votar cosas que no quieren votar. Para otras urgencias, el bloque PJ que preside Julio Pereyra, puede aportar siete votos a la "gobernabil­idad" de Vidal.

En el PJ bonaerense, los intendente­s -a diferencia de lo que ocurre con los gobernador­es- negociaron autonomía sin romper lazos con los K. De hecho, varios alcaldes -Martín Insaurrald­e, Fernando Gray, Ariel Sujarchuk- se movilizaro­n el jueves contra la medida de Bonadio en defensa de la ex presidente. ■

 ?? MAXI FAILLA ?? Pieza clave. Senador Miguel Pichetto, un figura central en la reorganiza­ción del Justiciali­smo.
MAXI FAILLA Pieza clave. Senador Miguel Pichetto, un figura central en la reorganiza­ción del Justiciali­smo.

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