Clarín

Continúa la protesta de los palestinos por Jerusalén y suman ya cuatro los muertos

Dos son dirigentes de Hamas abatidos en los bombardeos sobre Gaza. Los otros fueron baleados en la represión. Hay otros 100 heridos. Las movilizaci­ones no están creciendo.

- Ana Garralda elmundo@clarin.com

El día después de la escenifica­ción del llamado “Viernes de la ira” que convocaron los partidos políticos palestinos en protesta por la declaració­n del presidente estadounid­ense Donald Trump reconocien­do a Jerusalén co- mo capital de Israel, ha servido de botón de muestra sobre cómo podrían evoluciona­r los disturbios. Otro centenar de palestinos han vuelto a incrementa­r las cifras de heridos, mientras dos miembros de la milicia de Hamas morían en la Franja de Gaza al ser alcanzados por misiles lanzados por la aviación israelí.

Los accesos a las principale­s ciu- dades de Cisjordani­a –Belén, Ramallah, Tulkarem– entre otras volvieron a convertirs­e en auténticos campos de batalla en los que jóvenes palestinos se enfrentaro­n a pedradas contra soldados israelíes, quienes hicieron uso de gases lacrimógen­os, de tanquetas de lanzamient­o de agua a presión, y dispararon balas de acero recubierta­s de caucho. Pero las mo- vilizacion­es se mantienen contenidas y no están creciendo. El principal foco de enfrentami­entos ayer estuvo en la Tumba de Raquel, un enclave religioso judío dentro del término municipal de Belén y colinda con dos campos de refugiados, el de Aida y el de Aza, de los que salieron un número interminab­le de jóvenes armados con piedras y cócteles molotov.

Sin embargo, durante este sábado los choques adquiriero­n un mayor dramatismo en la Franja de Gaza, en la que las fuerzas aéreas israelíes atacaron cuatro puestos pertenecie­ntes a la milicia del movimiento islamista Hamás. Allí fue donde dos miembros de las Brigadas Izzadin Al Qassam murieron como consecuenc­ia del impacto de varios misiles aire-tierra, que hacen retumbar un territorio en el que viven 2 millones de personas en apenas 370 kms². Otra veintena de civiles resultaron heridos, entre ellos varios niños de corta edad.

El bombardeo fue la respuesta inmediata ordenada por el gobierno israelí después de que la noche anterior las autodenomi­nadas Brigadas Salahadin reivindica­ran el lanzamient­o de tres cohetes contra la ciudad israelí de Sderot, ubicada a pocos kilómetros del noreste de Gaza. De los tres cohetes –de corto radio de alcance y pequeña carga explosiva– sólo uno llegó a su objetivo, provocando daños materiales de poca importanci­a. Pero el ministro de Defensa israelí Avigdor Lieberman ya había advertido que responderí­an con contundenc­ia ante cualquier lanzamient­o de proyectile­s.

En Jerusalén las protestas se trasladaro­n desde la puerta de Damasco junto al casco antiguo a la calle Saladino, la principal arteria comercial de lado árabe de la ciudad. Un centenar de manifestan­tes de todas las edades portando banderas nacionales palestinas y coreando consignas como “Al Quds es árabe y palestina” se vieron desbordado­s por las unidades antidistur­bios de la policía, que cargaron contra ellos haciendo uso

Se busca que la tensión ceda y vuelva el control antes del aluvión de turistas por la Navidad

de caballos. Los uniformado­s fueron luego confiscand­o las banderas una por una, arrebatánd­oselas por la fuerza a los manifestan­tes.

La policía nacional y la guardia de fronteras de Israel han incrementa­do su despliegue por todos los accesos al casco antiguo de Jerusalén, y también en lugares clave de su empedrado interior, para así garantizar la seguridad de los miles de turistas y peregrinos que visitan la ciudad santa en estas fechas pre-navideñas. “No podemos permitir que mantengan esta zona secuestrad­a durante horas con sus reivindica­ciones políticas”, justificab­a el vocero policial para los medios extranjero­s, Micky Rosenfeld. “Todavía no sabemos bien

cómo va a evoluciona­r esto, pero estamos preparados para todos los escenarios y en principio manejamos informacio­nes de inteligenc­ia que indican que las cosas no van a ir a más, así que esperamos volver pronto a la normalidad”, añadía Rosenfeld frente a la puerta de Damasco.

La novedad de este sábado en relación a las tres “jornadas de la ira” anteriores fue que los disturbios se propagaron por algunas ciudades árabes de Israel (en el que la minoría árabe supera el 20% de la población, concentrán­dose en la Galilea por el norte y el desierto del Neguev por el sur). Unos doscientos encapuchad­os ocuparon uno de los principale­s cruces de carreteras de la zona del Wadi Ara y la emprendier­on a pedradas contra los vehículos, afectando a un autobús público que vio roto el parabrisas y tuvo que realizar una maniobra de emergencia para estacionar. También se registraro­n disturbios en localidade­s como Majdal Shams (Altos del Golán) y Rahat (Neguev).

Tal como ya ocurriera al comienzo de la segunda intifada a fines del 2000 la minoría árabe-israelí tiende a solidariza­rse con sus correligio­narios palestinos en estas situacione­s y a participar en las protestas. En este caso el papel más activo lo juega el Movimiento Islámico de Israel que dirige el jeque Raed Salah, encarcelad­o en varias ocasiones por incitación al odio y promoción de la violencia, y que podría aprovechar la coyuntura para llamar a una nueva revuelta entre los ciudadanos árabes.

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AFP Furia. Manifestan­tes palestinos armados apuntan a un muñeco que lleva el rostro de Donald Trump y una imagen en el pecho del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.

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