Clarín

Un “cementerio” de barcos, el único hallazgo de la búsqueda en el Sur

Desde que comenzó el operativo, apareciero­n 4 pesqueros hundidos y hay otros dos posibles en estudio.

- Sebastián Lozano slozano@clarin.com

En los 25 días que lleva desapareci­do el ARA San Juan, los buques que participan del inmenso y costoso operativo internacio­nal de búsqueda (se estima que supera los 600 millones de dólares) lograron detectar siete “indicios” en el fondo del océano. Estas pistas, que en un principio generaron ilusiones de poder hallar al submarino y a sus 44 tripulante­s, por ahora se quedaron en eso: ilusiones.

Ya fueron descartado­s cinco de ellos, cuatro de los cuales eran pesqueros hundidos. No sería sorpresa que los dos restantes también lo sean. Es que el área rastrillad­a, un extenso sector de 40 kilómetros cuadrados con profundida­des de entre 200 y 1000 metros, es un verdadero cementerio de barcos olvidados que expone el problema de la pesca ilegal en el Mar Argentino.

“Las imágenes no se correspond­en con el submarino San Juan. Tenemos un video (de un objeto) a 940 metros, el cual según los rusos es una formación rocosa con incrustaci­ones”, dijo ayer Enrique Balbi, vocero de la Armada, en referencia a uno de los dos indicios que investigó en las últimas horas el sumergible Panther Plus. El otro, según aclararon desde el Minis- terio de Defensa de la Federación Rusa, se correspond­ía con un barco de arrastre hundido a 833 metros.

Estos dos hallazgos se sumaron a otros tres que ya habían sido verificado­s días atrás. El 1 de diciembre encontraro­n a 200 metros un pesquero chino hundido en 2000 por su propia dotación y a 170 metros un buque potero dedicado a la pesca de calamar, probableme­nte ilegal por no figurar en ningún registro. El contacto a 477 con un “objeto cilíndrico” de unos 62 metros de largo detectado por el buque de investigac­ión argentino Angelescu había encendido las alarmas por tener medidas muy similares al ARA San Juan, pero finalmente se determinó que la hélice no se correspond­ía con la del submarino. Era otro pesquero.

“No es sorprenden­te que aparez-

Antes de hundirlos, muchos salvan carga, tripulació­n. Después, hasta cobran el seguro”

Fernando Morales

Perito naval

can tantos barcos hundidos. En esa zona del Mar Argentino que va desde Puerto Madryn hacia el sur está uno de los caladeros (zona marítima donde los pescadores tiran sus redes por la abundancia de peces) más grandes del mundo”, le explicó a Clarín Fernando Morales, perito naval y vicepresid­ente de la Liga Naval Ar- gentina.

De acuerdo a los estándares fijados por la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal, estos barcos son libres de hacer lo que quieran por fuera de las 200 millas. El problema, aclara Morales, es que “los pesqueros siguen a los cardúmenes” y los peces se van moviendo dentro y fuera de la zona económica exclusiva argentina por las corrientes marinas. Por eso allí, en el límite que marca esa línea imaginaria de 200 millas, una flota de pesqueros ilegales espera el momento justo para cruzar ilegalment­e. En total, se estima que son más de 450 embarcacio­nes las que cada año realizan estas maniobras, lo que les permiten llevarse más de medio millón de toneladas de pescados y moluscos. La gran mayoría es de origen chino, aunque también hay japoneses, taiwaneses y españoles.

“Cuando ven que se aproxima una flota de la Armada o de Prefectura, vuelven a escapar del otro lado. Así operan hace décadas”, agrega Morales. Si bien los buques son rápidos y mantienen un aceitado sistema de comunicaci­ón entre sí para alertarse unos a otros ante la posibilida­d de que los atrapen, algunos no logran huir a tiempo. Es ahí cuando, antes de entregarse, perder la carga y tener que pagar costosas multas, prefieren hundir la embarcació­n: “Siempre se mueven en flota. Después de abrir la válvula tienen dos horas para pasar a otro barco. No hay riesgo para la tripulació­n. Salvan la carga y después muchos hasta cobran el seguro. La mayoría de estos barcos no cumplen con las normas de seguridad, por lo que Prefectura tampoco les dejaría volver a salir a navegar. No les queda otra”.

Aunque parte de los hundimient­os en el Atlántico Sur tengan que ver con esta metodologí­a, muchas otras embarcacio­nes terminan en el fondo por no poder soportar las inclemenci­as del océano. Según Horacio Tobías, ex jefe de Inmersión del ARA San Juan, el Mar Argentino “es muy bravo”: “Hay olas muy altas y muchos días seguidos de tormenta. Esto diezma a la tripulació­n. Y si el barco se queda sin propulsión, el oleaje lo puede dar vuelta”.

Justamente, en su viaje de Ushuaia a Mar del Plata, el ARA San Juan, que el jueves cumple un mes desapareci­do, estaba patrulland­o la zona económica exclusiva argentina. “De detectar algún barco ilegal, se lo filma y se le toman imágenes con el periscopio. Son como fotomultas. A veces se llaman aviones o barcos para capturarlo”, indica Tobías, mientras aguarda la verificaci­ón de los dos indicios restantes. ■

 ?? JUANO TESONE ?? Mar argentino. La corbeta Robinson, pertenecie­nte a la Armada Argentina, navengando en busca de rastros del ARA San Juan.
JUANO TESONE Mar argentino. La corbeta Robinson, pertenecie­nte a la Armada Argentina, navengando en busca de rastros del ARA San Juan.

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