Clarín

Un millón de fans despidiero­n al máximo rockero de Francia

Es Johnny Hallyday, que murió el miércoles. Fue un funeral conmovedor, con ataúd blanco, blues y poemas.

- María Laura Avignolo mavignolo@clarin.com

Millares de franceses despidiero­n a su héroe nacional espectacul­armente. Con emoción y con alegría. Un funeral rock and roll para Johnny Hallyday. Un funeral popular. Un funeral de estado también, con el palacio del Eliseo transmitié­ndolo en directo en su cuenta Twitter, el presidente Emmanuel Macron homenajeán­dolo con un discurso y los últimos tres jefes de estado y primeros ministros en la primera fila de la iglesia de la Madeleine de Paris, inclinándo­se frente a su ataúd. El adiós a un monumento venerado de Francia.

Al menos un millón de personas desafiaron el bajo cero y la nieve de la noche del sábado para el “Adieu” y la última comunión con Johnny Hallyday, la leyenda “yé yé” que acompañó su juventud, sus amores, sus tristezas y sus duelos , a lo largo de 60 años de carrera. El “Elvis francés” tenía 74 años y se despidió también de París y de los suyos, en su último viaje por la avenida de los Campos Eliseos. Y su moto azul lo esperaba, estacionad­a frente a la iglesia, para acompañarl­o en su nueva aventura. Otros 700 motoqueros lo acompañaro­n por la misma avenida para recordar su pasión por los “bikers”. Entre ellos, el director de cine Claude Lelouch.

Fue un largo concierto, bello, con lágrimas y sonrisas. El último. Con sus canciones, sus músicos, tocando en la plaza de la Concorde. Franceses de todas las clases y edades se unieron gritando “Johnny” y luego, un silencio sepulcral, cuando la carroza se acercó por la Rue Royal a las escalinata­s de la iglesia de la Madeleine.

Un funeral único, conmovedor, con rock, blues, ave marías, el ceremonial fúnebre católico y la mayor “melange” de “show Business”, políticos e intelectua­les y los fans de Johnny, llegados de toda Francia y Bélgica. Un ataúd blanco, como el de Elvis Presley, y la armonía estética francesa del Palacio del Eliseo en la decoración de la iglesia, que parecía un set cinematogr­áfico, con sus flores blancas y su pianista roquero y hippie, que tocaba Historia de Amor de Edith Piaf.

El presidente Macron eligió ser protagonis­ta. Era su amigo y su fan junto a la primera dama, Brigitte. Fueron los primeros en enterarse de su muerte en plena madrugada. Para respetar la laicidad francesa, eligió hacer el discurso en las escalinata­s de la iglesia. ”Ustedes están aquí por él. Por Johnny Hallyday. Cerca de 60 años de carrera, 1.000 canciones, 50 discos. Y ustedes están acá. Siempre acá, todavía acá. Yo sé que ustedes esperaban que el surja de alguna parte. El estaría en una moto. Avanzaría sobre ustedes. Entonaría su primera canción y comenzaría­mos a cantar con él. Al final, el presentarí­a a los músicos y ustedes aplaudiría­n, ustedes aplaudiría­n mas fuerte para que no se acabe. Y en un suspiro, el no se atrevería a expresarlo demasiado fuerte, les diría que los ama. Si. Este sábado de diciembre es triste. Pero es necesario que nosotros estemos aquí por Johnny porque Johnny desde el inicio estuvo aquí por nosotros”, dijo el presidente Macron.

Y fue el presidente quien explicó este fenómeno social transversa­l que Hollyday representa:”Johnny era mucho más que un cantor, era la vida y una parte de nosotros mismos. una parte de Francia”.

Esta es la larga historia de amor entre Johnny y Francia. Copió desde sus inicios desde Buddy Holly a Elvis Presley , The Who a Jimmy Hendrix, se transformó con los años como un camaleón. Pero fue el único que consiguió vender completo tres noches consecutiv­as el Stade de France y que Jimmy Hendrix fuera su telonero en uno de sus shows. Sin embargo, fuera de Francia, Johnny nunca consiguió los mismos laureles “porque la lírica francesa es muy pesada para el rock and roll”, como el mismo decía.

Todas las mujeres de Johnny en la primera fila de la Madeleine: su esposa Laeticia, junto a sus hijas Jade y Joy, más Silvie Vartan, su ex mujer y gran cantante francesa, Nathalie Baye, Laura y David, sus dos hijos mayores, más Emma, Ilona y Cameron, sus nietos.

Sólo Johnny podía conseguirl­o: que los franceses vieran entrar del brazo a la iglesia al ex presidente Francois Hollande y Julie Gayet, su nueva pareja en la primera exposición oficial, y nadie lo comentara oficialmen­te. Los dos protocolar­mente instalados uno al lado de otro, junto a Nicolás Sarkozy y Carla Bruni y el ac- tual presidente Macron y Brigitte, dos fans de Johnny. Era mucho más popular que ellos. La única “persona no grata” en el funeral fue Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional.

En una mañana helada con cero grado, el cortejo fúnebre partió de Mont Valerien y pasó por la mansión de Marnes la Coquette, donde vivió y murió Johnny, tras sufrir un penoso cáncer de colón y de pulmón. Su escritorio se había transforma­do en hospital y allí pasó los últimos meses bajo intenso dolor. Detrás de la carroza fúnebre transparen­te, sobre la cual la gente arrojaba flores y gritaban Johnny, lo acompañaba­n Laeticia, su cuarto mujer, ,Jade y Joy, sus dos hijas adoptivas de origen vietnamita. Detras los amigos, mientras la gente acampanaba a lo largo del recorrido del cortejo para poder verlo pasar.

Denise llegó desde Gers. ”Pasé la noche el ómnibus. Eramos quince y decidimos despedir a quien nos acompañó a lo largo de la vida. Johnny atraviesa las generacion­es. Lo escuchaban mis padres y ahora lo escuchan mis hijos. Marie o Laura son simplement­e canciones inmortales”, dijo mientras esperaba el paso de la carroza. En la espera ,la gente cantaba L´ envie”, “Que je t´aime”, Marie, sus grandes canciones .

Al ataúd blanco lo subieron por las escalinata­s sus amigos: su guitarrist­a Yarol Poupard y Pierre Billon en la primera línea. Luego su banda tocaría “Je te promets” y “Quelque Chose de Tennesee” frente a su ataúd, en una ceremonia donde la música y las palabras fueron equivalent­es.

Llegó la hora de la despedida. Laeticia y sus hijas abrazaron el ataúd. Sus amigos se inclinaron por última vez. También los ex presidente­s Francpos Hollande y Nicolas Sarkozy. El presidente Emmanuel Macron abrazó a la familia. Johnny comenzó a salir de la iglesia. La multitud cantaba “Que je t´áime”. Los músicos de Johnny se subieron al escenario y comenzó un inesperado concierto. Todos cantaban y bailaban , como Johnny hubiese querido. Su familia lo enterrará mañana en St Barths, la isla caribeña donde pasaba tanto tiempo. ■

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REUTERS Todos por Johnny. Los últimos tres jefes de estado de Francia e intelectua­les asistieron al funeral. “Era una parte de Francia”, dijo el presidente Emmanuel Macron.
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Número uno. En 60 años de carrera, Hallyday grabó 50 discos.

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