Crimen del rugbier: a tres meses, sus padres afirman que la Justicia se demora
Julieta Silva atropelló y mató con su auto a su novio Genaro Fortunato. Los jueces le dieron prisión domiciliaria.
Detrás del portón de madera, dos perros enormes, raza Mastín inglés, se muestran amigables para recibir a los extraños que ingresan a la modesta casa de campo en San Rafael. El arrastre al caminar, con su profunda pena a cuestas, del único morador es perturbador. El ingeniero Miguel Fortunato, el padre de Genaro ( 25), el rugbier que murió atropellado por su novia, arruga el entrecejo y dice: “No se puede superar el dolor. Genaro estaba lleno de vida, de luz, siempre con una sonrisa. No estamos preparados para entender la muerte de un hijo”.
Ayer se cumplieron tres meses de la tragedia en la que Julieta Silva (29) aplastó con su auto la cabeza de su novio, a la salida de un boliche y donde varios testigos aseguran que estu- vieron discutiendo. En una primera instancia, la fiscal Andrea Rossi y el juez Pablo Peñasco sostuvieron que la acusada tuvo intención de pisar a su novio y actuó con alevosía. Dos meses después, con un nuevo abogado, ex ministro del peronismo; un tribunal de segunda instancia entendió que Silva pudo no haberlo visto tendido sobre el asfalto. Los jueces Alejandro Celeste, Néstor Murcia y Jorge Yapur, otorgaron el beneficio de prisión domiciliaria a la mujer y pidieron una baja en la calificación del hecho como posible homicidio culposo agravado u homicidio simple con do- lo eventual, considerando que no hubo intención de matar y fue accidental. “Se burlaron de nosotros. Todos los allegados a los jueces y al ex ministro Alejandro Cazabán –el abogado de Silva- sabían que le darían la domiciliaria”, dice el papá de Genaro. Y se descarga contra la Justicia: “Me preocupa que la decisión de condenarla sea tan frágil, que dependa de cómo un juez quiera leer el resultado de una pericia y que con las mismas pruebas, dos jueces opinen diametralmente opuesto”. Entonces, aplica sus conocimientos como ingeniero y explica: “Un cuerpo tirado ocupa por lo menos 20 centímetros de alto y Genaro medía más de 1,80 de largo, pesaba 90 kilos, es imposible no verlo”. Y sospecha: “Hay algo más atrás en este cambio de postura, tal vez una devolución de favores”.
La pericia criminalística determinó que el auto de Silva, un Fiat Idea gris, le pasó por encima a Genaro. Le produjo aplastamiento de cráneo, escoriaciones por arrastre de tres metros y muerte inmediata. Después de pisarlo, Silva siguió conduciendo y se detuvo porque un cuidacoche, testigo central, le hizo señas para que pare.
“No lo vi, pensé que había pisado un pozo”, argumentó en su declaración.
A sólo dos kilómetros de la casa de Miguel, está el bar La Mona, lugar en el que murió Genaro. Sobre el asfalto quedan rastros de la pintada que le hizo el equipo del Rugby Club de Belgrano, donde el jugador fue figura y es recordado como alguien “alegre y con muchos amigos”. Su otro hermano, Fausto (26), juega también en Belgrano. El resto de la familia se completa con la mamá, Graciela Linares, que está separada de Miguel, y las hijas Agostina (31) y Ariadna (28). Fue Ariadna quien se animó a hacer pública a través de Facebook los cuestionamientos de la familia al cambio en la imputación. Escribió: “La Justicia es una burla, una vergûenza. Una hija de mil puta le pasa con el auto por encima a un chico matándolo y yo me pregunto... ¿La Justicia? ¿Los derechos humanos de las víctimas?”.
Pero llegará un bálsamo ante tanto dolor. A mediados de esta semana Miguel será abuelo. Nacerá la nena que concibieron Genaro y su ex novia Agostina Quiroga, con quien tuvo 5 años de relación y había terminado cuando empezó a salir con Silva. ■