El argentino que diseña en la ONU campañas para cambiar el mundo
De Caseros a Nueva York. Matías Delfino vive hace 17 años en EE.UU. y es uno de los diseñadores sociales más reconocidos.
Matías Delfino muestra una serie de afiches bien distintos: algunos con guitarras, otros con armas y palomas, con mujeres a punto de ser golpeadas, con un alambre de púas que luego se convierte en una flor. Aparentemente poco y nada tienen que ver entre sí, pero, en realidad, tienen que ver con muchas cosas, en todos los rincones del planeta. Más precisamente, con cambiar al mundo.
Nacido en Caseros, provincia de Buenos Aires, Delfino, de 43 años, vive desde hace 17 en Nueva York donde vino a concretar un sueño. Es uno de los diseñadores gráficos “sociales” que idean las campañas globales de las Naciones Unidas sobre los distintos dramas que conmueven a la humanidad. Racismo, violaciones como delito de guerra, proliferación de armas, el trabajo infantil, entre otros. Sus dibujos llevan un mensaje de alerta y de prevención mundial.
Matías se recibió en la Universidad de Buenos Aires y ya desde entonces se había inclinado por este tipo de comunicación que está lejos de “vender” algún producto.
Cuando estaba en segundo año de la facultad le asignaron un trabajo práctico sobre el abandono infantil. Entonces comenzó a investigar sobre el tema y conoció las oficinas de la ONU y Unicef en Buenos Aires. “Así fue como me enamoré de la idea de poder comunicar para el mundo”, dice Delfino.
En una charla con Clarín, cuenta que en ese momento sintió “como una señal de que tenía que mirar para ese lado y así empecé a soñar con la idea de trabajar para la ONU o para una organización internacional con la cual yo me identificara”.
La oportunidad vino algunos años después, con una pasantía de dos meses que pudo conseguir en la sede del organismo en Nueva York, que luego se extendería hasta que logró formar parte del staff.
Una de sus campañas más recordadas fue en el marco de una conmemoración de la ONU de las víctimas del Holocausto, en la que todos los diseñadores del equipo se pusieron a trabajar sobre el tema. Al final, cuenta Matías, “tuve la suerte que de todas las propuestas eligieron la mía de manera unánime, cosa que rara vez pasa”.
El poster, que fue utilizado en todos los países que conforman las Naciones Unidas, “es una solución visual simple, algo que es el requisito del trabajo de la ONU”, cuenta Delfino. Es un alambre de púas que se va transformando de gris a verde y termina convirtiéndose en una rosa blanca. “La idea era hacer algo con impacto, que pudiera ser entendido por cualquier persona de cualquier lugar del mundo”, señala. “Era un mensaje de mirar para atrás, lo que pasó, pero también mirar para adelante con esperanza y con la idea de que no se repita”.
Delfino, que acaba de exponer sus obras en la embajada argentina en Washington, cuenta los desafíos de que el mensaje alcance a la mayor cantidad de gente posible. “Tiene que ser claro, para que se entienda en cualquier lugar del mundo, personas con educación o analfabetos, que conozcan o no del tema. Si bien no existe una fórmula, hay algo que tiene que estar que es la simpleza”, dice.
Señala, por ejemplo, que hay que tener muy en cuenta los colores porque para cada cultura puede significar algo diferente u ofender a algún país. “El rojo puede simbolizar violencia, pero también amor”, dice.
Otro tema delicado es la elección de los elementos visuales. “En una de mis primeras campañas, pensé inicialmente en usar una canilla como símbolo para una campaña de sanidad y agua potable. Pero la idea fue descartada porque muchas personas en comunidades sin agua potable nunca vieron una canilla”, cuenta el diseñador.
“Mi trabajo tiene que ver con buscar una mejora en la calidad de vida de la gente en cada rincón del planeta”, explica Delfino. El ya encontró su sueño, que se gesta en Nueva York y se expande por el mundo. ■