La generación que quiere ser protagonista
No conocemos a Nicloás, pero es fácil asociarlo con valores y pensamientos de la generación de los millennials, más allá de lo que diga su documento de identidad. Una vida tecno y digitalizada, en un país complejo como la Argentina. Vivió siempre en democracia y no conoció cómo era el mundo sin Internet ni las redes sociales. Está en proceso de crecimiento y de maduración, propios de su adolescencia. Y plantea cosas interesantes, en un contexto educativo en crisis, sobre todo en el segmento al que pertenece, el de la escuela secundaria.
Tiene críticas razonables y propuestas sensatas. Ser escuchado y que su imaginación escape a los límites a veces rígidos de la currícula suena atractivo. Claro que podría ser irreverente si traspasara el camino de la sugerencia para transformarse en una imposición. No es ése el espíritu de su carta, pero lo fue, en cambio, el de muchos alumnos en la toma de escuelas.
Lo peor que podría hacerse con Ni- colás y tantos otros Nicolás de una educación en decadencia es desoír su queja. El nació en 2001, el año en que la economía del país volaba por los aires. Atravesó la transición duhaldista, vivió 12 años bajo la tutela kirchnerista y lleva dos años de gestión macrista en curso.
Ha predominado en su biografía la cultura ambiente de ampliación de derechos y reducción de obligaciones. No es poco, pero de todo eso Nico no tiene culpa alguna.