CÓMO SERÁ EL SHOW DE GORILLAZ EN EL FESTIVAL BUE
Un enviado estuvo en Montevideo, y vio el recital de la banda que actúa mañana.
Esto no es un spoiler. Aún más, podría tener el efecto contrario y generar mayor expectativa. Gorillaz dio un impecable show el miércoles, en el Velódromo de Montevideo, y como anticipo, y como anticipo, Clarín te cuenta cómo fue y qué compartirán mañana en el Festival BUE, en Tecnópolis ( J.B. de la Salle 4365, Villa Martelli).
Bajo una copiosa lluvia que duró hasta la mitad del recital, Damon Albarn y los suyos repasaron casi la totalidad de la obra de Gorillaz con la excusa de presentar Humanz (2017), su última entrega, y salió a defenderlo en vivo por primera vez en Latinoamérica, con la participación de muchísimos invitados.
Como sabe que el comienzo de Gorillaz fue clave, Albarn decidió abordar los primeros tres discos (de los 5 editados) casi en profundidad. El que más sonó fue el exitoso Demon Days (2005) y partiendo de las estadísticas, ocho de las 25 canciones que se disfrutaron en el Velódromo fueron de allí. Y no se escuchó ni una nota -ni un beatdel electrónico, oscuro y olvidado The Fall, lanzado a fines de 2010 (¿cuenta como disco de estudio?).
El puntapié inicial lo dieron al ritmo de M1 A1 y la seguidilla fue punzante: Last Living Souls (de Demon Days), Rhinestone Eyes Tomorrow (de Plastic Beach), Tomorrow Comes Today ( de Gorillaz, editado en 2001) y Every Planet We Reach Is Dead y O Green World (sí, ambos de Demon Days).
"Buenas noches (lo pronunció en español). Es fantástico estar con ustedes", deslizó Albarn, en sus primeras palabras, para desatar la locura de los uruguayos. En el séptimo lugar de la lista exhibió el ansiado hit. Fue 19-2000, ese que impulsó a Gorillaz (agarrado de la mano de Clint Eastwood) en su primer álbum homónimo.
Continuó con Superfast Jellyfish (junto a De La Soul) -como previa al momento hiphopero del show-, con la armoniosa y pegadiza On Melancholy Hill y El Mañana.
Y llegó la etapa del ecléctico Humanz: primero con Saturnz Barz, ese que ribetea el dub; luego con el mixturado funk y house electrónico llamado Strobelite (cantado por Peven Everett), el ultra electrónico Andromeda y el turno del R’N’B con Sex Murder Party (con la fascinante intervención de Jamie Prin- ciple y Zebra Katz).
La lluvia quedó como una anécdota, y el listado siguió con Out of Body (con Zebra Katz), Punk (ese que rememora al punkie de los '70), Kids With Guns, Stylo (junto a Peven Everett), Plastic Beach y el contagioso We Got The Power (con exquisita participación de Camille Berthonioer).
Tras los aplausos y el pedido de que volvieran a salir, Albarn y su ropa entregaron el postre: el d-side Hong Kong y los letales Feel Good Inc. y Clint Eastwood. Para concluir, llegaron Don't Get Lost in Heaven y Demon Days.
Durante los 90 minutos del show, Albarn no se acercó ni un poco al enérgico y movedizo fronman (amo y señor) de Blur. Sin una pizca de narcisismo, como es habitual en su versión Gorillaz, el experimental londinense se transformó en una pieza de este laborioso proyecto.
Es que la puesta en escena actual marca un abismo en cuanto a los inicios -arriba de las tablas- del cuarteto animado. Tanto 2D como Murdoc Niccals, Russel Hobbs y la japonesa Noodle, los personajes craneados por Albarn y Hewlett, perdieron protagonismo escénico y ahora se encuentran ensombrecidos detrás del inglés.
Pero el combo Gorillaz no perdió nada. Albarn y su gente (en total 13 músicos, entre ellos 6 coristas) emanaron un espectáculo musical y vocal de alto vuelo. Y demostraron que este proyecto goza de buena salud. ■