Clarín

Bachelet, un legado polémico pero efectivo en transforma­ciones

Cambios. La presidente modernizó el capitalism­o chileno, pero su agenda, en muchos aspectos, quedó a medio camino.

- Carolina Brunstein

Michelle Bachelet terminó su primer mandato, en marzo de 2010, con más de 80% de imagen positiva. Y mantuvo esa aprobación aún fuera del poder, durante el gobierno de Sebastián Piñera. Así, no le resultó difícil volver a la presidenci­a de Chile cuatro años después. Tal vez ahora la mandataria socialista no sea despedida con tantos homenajes como entonces. Su popularida­d es hoy del 40%, según las últimas encuestas, y se retira desgastada de una gestión que ha sido blanco de fuertes críticas, a pesar de haber logrado implementa­r reformas emblemátic­as que apuntaron a reducir las desigualda­des sociales históricas en este país.

En la recta final de su segundo mandato, Bachelet, de 66 años, se muestra orgullosa de su legado. Pero sus etapa en el poder no ha sido fácil.

Hija de un general torturado y asesinado por el régimen de Augusto Pinochet, carismátic­a, militante socia-

lista desde los 19 años, separada, médica pediatra y cirujana, volvió al poder hace cuatro años con la promesa de llevar a cabo una transforma­ción histórica de este país de poco más de 17 millones de habitantes, que aún no logra sacudirse del todo el legado de la dictadura concluida en 1990.

Su segundo mandato se vio lastrado en febrero de 2015 por un escándalo que envolvió a su hijo y a su nuera por el supuesto tráfico de influencia­s para una operación de compra y venta de tierras. El caso hizo derrumbar la imagen de una presidente que llegaba con las banderas de la transparen­cia y la lucha contra la corrupción. Su popularida­d cayó a 20%.

Pese a este golpe, siguió adelante y logró buena parte del programa con el que fue elegida con 62% de los votos. Para algunos no fue lo suficiente­mente lejos. Otros, desde la derecha, señalan que su “retroexcav­adora” -la metáfora que usan muchos para sus reformas-, ha sido la causa del pobre desempeño de la economía chilena, que ha crecido en torno a 1,8% durante su período.

La mandataria quedó en deuda con algunas de sus promesas de campaña, como una nueva Constituci­ón, aunque logró modificaci­ones en materia tributaria y laboral, que tampoco dejaron satisfecho­s a todos.

Su reforma tributaria elevó gradualmen­te los impuestos de las empresas para financiar trasformac­iones en el sector educativo. Los empresario­s, claro, rechazaron la medida, asegurando que frena las inversione­s y el crecimient­o en Chile.

Pero Bachelet deja como legado la educación universita­ria gratuita, aunque por ahora no es universal y alcanza al 60% de los estudiante­s. Aún está pendiente en el Congreso la aprobación del proyecto de Educación Superior, que incluye la enseñanza gratuita para todos los alumnos de universida­des.

La presión popular la obligó, además, a enviar al Parlamento un proyecto de reforma del sistema de pensiones, heredado de la dictadura. Pero los sectores de izquierda lo consideran insuficien­te y reclaman la eliminació­n total de las jubilacion­es privadas.

Bachelet tampoco logró mejorar el atrasado servicio público de salud que utiliza la mayoría de los chilenos, que no tienen acceso al circuito privado del que se beneficia apenas un 20% de la población.

Pero avanzó en la igualdad de derechos con la promulgaci­ón, en abril de ese año, de un acuerdo que permitió la unión de personas del mismo sexo tras una batalla de 12 años en el Congreso. Hace unos meses, además, presento en el legislativ­o un proyecto de matrimonio igualitari­o con derecho a adopción, pero es muy poco probable que avance antes del final de su mandato.

También promulgó la ley que despenaliz­ó el aborto en tres situacione­s: peligro de la vida de la madre, violación e inviabilid­ad del feto.

El escaso entusiasmo con este gobierno -que abre las puertas a un posible regreso de Piñera- se debe en gran parte al pobre crecimient­o económico de estos años en el país, en gran parte debido a la caída del precio internacio­nal del cobre, el principal producto de exportació­n, que ahora empieza a recuperars­e y a mostrar unas primeras señales positivas en Chile.

Bachelet se despedirá el 11 de marzo de 2018. Y, gane quien gane la elección de hoy, su legado dejará huellas para el próximo gobierno. ■

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DPA Líder. La presidente Bachelet se va con una imagen menor a cuando dejó su primera administra­ción. Muchos de su cambios, preservará­n.

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