Clarín

El Papa y la singular insistenci­a con la figura del Diablo

Figura. Francisco lo acusa en sus mensajes de ser culpable de muchos de los males sociales. Incluso de casos de pedofilia, terremotos o leyes como el matrimonio gay.

- Julio Algañaraz jalganaraz@clarin.com

Que se recuerde, al menos en los tiempos modernos, ningún Papa ha hablado y escrito con tanta insistenci­a del Diablo como el Papa Francisco. Muchos lo consideran una verdadera obsesión y el protagonis­mo que el pontífice argentino otorga a Satanás se ha convertido también en motivo de reaccopmes.

No comenzó esto con la elección a obispo de Roma, en marzo de 2013: el Maligno está presente en las prédicas de Jorge Bergoglio desde cuando era un simple jesuita. Pero las evocacione­s del Príncipe de las Tinieblas han aumentado en los últimos tiempos. El Papa lo considera su peor enemigo y el causante final de todas las desgracias.

“El que no se confiesa a Jesús se confiesa a la mundanidad del Demonio”. “El hombre vive bajo el soplo de dos vientos, el de Dios y el de Satanás”. “La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia, que también concluye con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio”. Estas son algunas de las afirmacion­es Francisco.

Las citas continuas a los desastres que provoca Satanás forman una parte vistosa de las homilías diarias de las siete de la mañana en la capilla del hotel de Santa Marta, donde el Papa se aloja en el Vaticano.

Algunas argumentac­iones pontificia­s desconcier­tan. Satanás es causa de los conflictos humanos y hasta de los terremotos. En una entrevista Jorge Bergoglio explicó que México es víctima de tantas catástrofe­s porque su madre patrona es la virgen de Guadalupe: “Yo pienso que el diablo castiga con mucha bronca porque no le perdona a México que la Guadalupe haya mostrado ahí a su hijo. Es una interpreta­ción mía. O sea, México es privilegia­do en el martirio por haber reconocido, defendido a su madre”.

El Maligno actúa en todos los flagelos, en la pesadilla del crecimient­o sangriento del narcotráfi­co, en la desaparici­ón para siempre de los 43 estudiante­s de Ayotzinapa, en la violencia que devasta al país de los aztecas causando miles de muertos y desapareci­dos.

“El Diablo quiere convencern­os que somos incapaces de luchar contra el mal, las injusticia­s, el pecado. No es un mito, una figura, una idea, sino una realidad. Es el enemigo con frecuencia enmascarad­o de ángel, que nos seduce, nos ofrece los pequeños bienes de este mundo, como el consumismo y el ascenso social. Es el gran enemigo de Dios y de sus criaturas, trata de arrancarno­s de la vida eterna. Pero no puede nada si no somos nosotros los que le abrimos la puerta de nuestra alma. Es bueno pedir la ayuda del arcángel Miguel, según la tradición bíblica, que fue el vencedor de Satanás”. Otra de las afirmacion­es de Francisco.

La dedicación continua del primer Papa jesuita a Satanás contrasta con la del Papa Negro, el propósito general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa, que considera al Diablo “un símbolo creado por el hombre”.

“Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre puede elegir entre el bien y el mal. Hemos creado figuras simbólicas como el diablo para expresar el mal. Los condiciona­mientos sociales también representa­n esta figura”, dice Sosa.

Hasta la interna de la contestaci­ón al liderazgo del Papa en la Iglesia recibe su cuota en las denuncias de Bergoglio contra la acción del Maligno. “El peligro mayor que viene del demonio es la división en las familias, en las comunidade­s, entre los pueblos. Es arma terrible para destruir a la Iglesia universal. La división en una comunidad cristiana es un pecado gravísimo, es obra del diablo”.

El teólogo académico Vito Mancuso, cuyo inspirador espiritual es el fallecido cardenal Carlo María Martini, jesuita, padre noble del ala progresist­a de la Iglesia, dice: “Yo no creo en el diablo”. Es más lo señala como “una superstici­ón”.

Jorge Bergoglio ataca a los sacerdotes que niegan la existencia del demonio como persona y la posesión diabólica: “No se debe relativiza­r la verdad en la lucha contra el demonio y hay que tomar en serio los exorcismos de Jesús”.

Según el Papa argentino, “minimizar a Jesús” representa una victoria diabólica. “El mayor triunfo de Satanás es hacer creer que no existe”, sostiene Bergoglio.

Con el pontificad­o de Francisco se ha desarrolla­do como nunca la actividad de los curas exorcistas para liberar de los demonios a los poseídos. Hace unos días, Bergoglio advirtió que “con el Diablo no se puede hablar. Si lo hacés estás perdido, es más inteligent­e que nosotros, te abate y te hace un lío en la cabeza”.

La agencia noticiosa alemana DPA destacó que en su continuo hablar de Satán, el Papa sostiene que los casos de abusos de niños, por ejemplo, “son obra del Diablo”. También “ve una participac­ión de Satán en la oposición a reformar la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia”.

El “boom” de los exorcismos motorizado por el Papa comenzó con un hecho aún no del todo aclarado en junio de 2013, poco después de la elección de Jorge Bergoglio como pontífice. En una audiencia general, Francisco puso sus manos sobre un enfermo y rezó por él. Muchos clamaron que el Papa había realizado un exorcismo. Bergoglio lo negó,

Tras concluir la misa de Pentecosté­s, el Papa caminó entre enfermos y discapacit­ados, dándoles consuelo y rezando con ellos. Cuando llegó a Angel, un mexicano sentado en un sillón de ruedas, el padre Juan Rivas, miembro de los Legionario­s de Cristo, que lo acompañaba, dijo al oído de Francisco que Angel estaba poseído por Satanás. Del rostro del pontífice desapareci­ó la sonrisa, puso las manos sobre la cabeza de Angel y rezó.

El joven respiró profundame­nte varias veces, sufrió una convulsión y se abatió sobre su silla de ruedas, mientras el Papa oraba frente a él.

El exorcista número uno del mundo, el italiano padre Gabriele Amorth, presidente de la asociación internacio­nal de los que luchan para quitar los demonios a los poseídos, confirmó que el Papa había hecho un rito de exorcismo. El más famoso cazador de Satanás en la Iglesia, que falleció en noviembre de 2016, dijo que él mismo le practicó al día siguiente a Angel un exorcismo y le sacó “cuatro demonios”.

Una de las intervenci­ones más criticadas de Jorge Bergoglio enarboland­o a Satanás ocurrió en nuestro país, en 2010, en la discusión del proyecto de ley del matrimonio igualitari­o.

El futuro Papa era cardenal arzobispo de Buenos Aires y en una carta a los monasterio­s de monjas de la diócesis afirmó que en el caso de la llamada ley del matrimonio gay, “no se trata de una simple lucha política; no seamos ingenuos: es la pretensión destructiv­a al Plan de Dios”.

Para muchos el razonamien­to resulta inaudito: atacar un proyecto ya en debate parlamenta­rio, sosteniend­o su carácter diabólico. La aprobación del matrimonio igualitari­o fue una victoria de la sociedad argentina y una derrota para el cardenal Bergoglio. Escribió en la carta que no se trataba de una mera iniciativa legislativ­a sino de una movida “del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.

Fue un gesto extremo para hundir una ley democrátic­a con la amenaza del Demonio; una flaqueza intelectua­l. ■

“Con el diablo no se puede hablar, si lo haces estás perdido”, recomienda Bergoglio.

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AP Preferenci­as. El Papa destina gran parte de sus discursos a denunciar a Satanás y se afirma que en México realizó un exorcismo a un “poseido”.

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