Clarín

Transparen­cia, democracia y república

- Ricardo Arriazu

Economista

El Dr. Luis Eduardo Outeiral, fallecido la semana pasada, fue un reconocido profesiona­l que batalló incansable­mente para mejorar la transparen­cia y la rendición de cuentas de las actividade­s públicas, como mecanismo indispensa­ble para fortalecer la democracia y la república. Fue el impulsor del proyecto “Democracia y Rendición de cuentas” que, bajo el auspicio del Consejo Profesiona­l de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, diseñó algunas mejoras en los registros contables de las cuentas públicas. Tuve el honor de integrar el Comité Ejecutivo que él presidía.

Las actividade­s económicas y normativas del Sector Público afectan, en forma directa, indirecta – y crecientem­ente en los últimos años -, el bienestar de corto y de largo plazo de la población de un país. Sin embargo, la forma en que se contabiliz­an y publican las actividade­s económicas del Sector Público es rudimentar­ia y deficiente.

Es imposible de conciliar con su contrapart­ida en el sector privado; es habitual que informació­n importante esté oculta, sólo contempla los movimiento­s del período bajo análisis e ignora sus efectos de corto y largo plazo, e induce a errores de interpreta­ción. La falta de informació­n homogénea y clara provoca debates innecesari­os e improducti­vos entre los analistas centrados en los datos, en lugar de las políticas.

En nuestro país son innumerabl­es los ejemplos de inconsiste­ncia en los registros contables y algunas se remontan al siglo XIX. Muchas de estas inconsiste­ncias son el resultado de prácticas destinadas a ocultar ciertas transaccio­nes, y otras son el resulta- do de metodologí­as contables erróneas. Ninguna de ellas contribuye a la transparen­cia y al fortalecim­iento de las institucio­nes. A pesar de ello, los economista­s pasamos horas discutiend­o sobre los efectos de determinad­os desequilib­rios fiscales, sin verificar la veracidad de esos desequilib­rios. ¿Cuál es la verdadera magnitud del desequilib­rio fiscal en la actualidad? La verdad es que no lo sabemos. Tenemos una idea aproximada de las necesidade­s de caja (financiami­en- to) del sector público pero desconocem­os si estas necesidade­s correspond­en a obligacion­es de periodos anteriores, si estamos postergand­o pagos para el futuro, si estamos ocultando gastos, o si estamos mejorando –o empeorando­nuestro patrimonio. En resumen: no contamos con registros contables integrados y consolidad­os, y si los tenemos, no los utilizamos. Tres ejemplos bastan para mostrar estas inconsiste­ncias:

a) cualquier ama de casa sabe que cuando sus gastos exceden sus ingresos la diferencia debe ser financiada endeudándo­se o reduciendo sus ahorros, y que la variación en su endeudamie­nto neto debe coincidir con su exceso de gastos. En el caso del sector público esta coincidenc­ia rara vez se verifica;

b) como la contabilid­ad pública se registra en base caja (cuando se realiza el pago de la operación), la inversión se registra como gasto y se deja de lado la depreciaci­ón del stock de capital, lo que subestima los desequilib­rios fiscales cuando se deja de invertir, y los exagera cuando crece la inversión.

c) el sector público oculta desequilib­rios (conocidos como “cuasi fiscales”) en otros organismos, especialme­nte en el Banco Central y otros bancos oficiales. Estos “ocultamien­tos” que

darían al descubiert­o con un proceso de con- solidación de balances homogéneos, pero desafortun­adamente las contabilid­ades de estos organismos no son compatible­s entre sí. La contabiliz­ación de las transferen­cias de las “ganancias devengadas” del Banco Central como ingresos corrientes, sin tomar en cuenta que parte de esas “ganancias” correspond­en al incremento del valor de sus tenencias de títulos públicos que el Tesoro no contabiliz­a, muestra cómo se pueden distorsion­ar las cuentas públicas con artilugios contables.

Uno de los mayores debates de la actualidad versa alrededor de la magnitud de los desequilib­rios cuasi fiscales. Hay analistas que afirman que debido al creciente stock de Lebacs existe un desequilib­rio adicional de casi 1,5% del PBI.

Sin embargo, al calcular el resultado del BCRA no se puede dejar de lado el impacto que la inflación y la devaluació­n del peso tiene sobre su activo y su pasivo; al incorporar estos impactos el supuesto desequilib­rio cuasi fiscal desaparece, aunque está próximo a emerger.

Por suerte, la necesidad de mejorar el registro contable de las cuentas púbicas está recibiendo creciente atención en la mayoría de los países, como lo evidencia el reciente informe publicado por la OCDE (organismo al que nuestro país aspira a ingresar), realizado en colaboraci­ón con la Federación Mundial de Contadores (IFAC) y su iniciativa de “Accountabi­lity Now”. En el párrafo inicial de este informe se enfatiza la necesidad de contar con “informes financiero­s de alta calidad” que faciliten la toma de decisiones, y que esta necesidad está siendo crecientem­ente demandada por los ciudadanos y por la necesidad de mejorar la eficiencia en la provisión de los servicios públicos.

En nuestro país, el presidente Macri enfatizó, en un discurso que pronunció una semana después de las elecciones legislativ­as, que para fortalecer la República y la calidad institucio­nal era necesario construir un sistema transparen­te y combatir la corrupción. Contar con informació­n veraz, consistent­e y oportuna es esencial para el fortalecim­iento de la República. ■

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HORACIO CARDO

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